Ya toqué el tema del maltrato psicológico en el artículo de este blog "Cómo reconocer el maltrato en las relaciones de dominación/sumisión". Se suele entender que la manipulación psicológica y el chantaje emocional se da sólo en las parejas o entre personas que se relacionan íntimamente. Sin embargo, últimamente me ha llamado la atención como personas que denuncian el abuso psicológico a nivel íntimo parecen practicarlo, seguramente de forma inconsciente, a larga escala como herramienta política.
Me explico. Primero veamos cómo funciona en realidad la manipulación psicológica. Se basa en un grupo de emociones que controlan a nivel profundo las relaciones humanas y que tienen un gran impacto en la autoestima:
1. La culpa nos hace sentirnos mal con nosotros mismos y repudiados por nuestro entorno social cuando infringimos sus normas.
2. La vergüenza tiene un impacto negativo en la autoestima aún mayor que la culpa. El sentirnos ridículos, objeto de risas, bromas o lástima señala que hemos perdido prestigio en nuestro entorno social y nadie nos toma en serio.
3. El miedo nos atenaza y nos inmoviliza. Nos hace vivir a la defensiva en vez de desarrollar nuestra creatividad y hacernos crecer como personas. Nos impide movilizarnos y defendernos de quien nos ataca.
4. La compasión es una de las emociones humanas más loables, pero que puede ser explotada de forma muy eficaz para la manipulación psicológica. El maltratador se presenta como víctima merecedora de compasión, de tal manera que si no le otorgamos lo que quiere o, peor aún, nos defendemos de él, apareceremos ante los demás y nosotros mismos como poco compasivos, lo que generará culpa y vergüenza.
5. La indignación es lo que moviliza al grupo social en contra de aquellos que infringen sus normas. Su efecto inmediato es generar culpa y vergüenza en aquellos contra los que va dirigida. Suele ir acompañada del sentimiento de superioridad moral (“self-righteousness” en inglés), una emoción que aumenta el ego del que la siente provocando una gran satisfacción consigo mismo.
El manipulador psicológico utiliza este abanico de emociones para colocar a su víctima en una situación de dependencia en la que tiene que acatar sus deseos. No desaprovecha ninguna ocasión para hacer que su víctima se sienta culpable y avergonzada. Ni siquiera hace falta que ella haga algo malo, bastará con hacer que se identifique con otras personas que se comportan mal. El manipulador también se presenta como víctima, lo que genera empatía en su entorno social e impide que su víctima tome medidas defensivas. El victimismo es la base del chantaje emocional: el manipulador pretende ser alguien que necesita a su víctima, que resulta herido si ésta no accede a sus deseos, con lo cual puede, una vez más, hacerla sentirse culpable y avergonzada.
Pero debemos darnos cuenta de que estas emociones se utilizan también a gran escala como armas políticas. No digo que esto esté siempre mal. De hecho, la lucha política no-violenta se basa en hacer que los opresores sientan culpa y vergüenza de sus privilegios y sus acciones; en generar compasión por sus víctimas e indignación frente a los agresores. Por ejemplo, en los últimos años del Franquismo, las viñetas que salían en los periódicos ridiculizando al fascismo y sus instrumentos desempeñaron una gran labor en desgastarlo y movilizar a la opinión pública contra él.
Sin embargo, todas las armas pueden usarse para bien o para mal. Últimamente veo con preocupación como estas tácticas de manipulación psicológica son usadas indiscriminadamente para atacar a determinados segmentos de la población. Hace falta analizar este problema desde la perspectiva de la manipulación psicológica para hacer comprender a ciertas personas que no, no está bien hacer que alguien se sienta culpable o avergonzado por el simple hecho de ser hombre: “si eres hombre eres un violador potencial”. Tampoco está bien abusar de la compasión presentándose como víctima o como defensor autoproclamado de las víctimas. Por supuesto que hay víctimas, no lo estoy negando. Pero la mejor manera de ayudarlas no es iniciar una caza de brujas indiscriminada, culpando de su maltrato a personas inocentes, convirtiendo a alguien en sospechoso por el mero hecho de ser hombre.
También hay que tener cuidado con que, con tanto afán de prevenir los maltratos, estemos difundiendo miedo y visiones negativas del sexo como el origen de abusos, enfermedades y otros peligros, olvidándonos de que en la inmensa mayoría de los casos el sexo en una fuente de placer, intimidad, comunicación y felicidad. El miedo, como la culpa, la vergüenza y la indignación, son emociones negativas sumamente peligrosas, que se nos pueden ir de las manos con facilidad y hacer más daño de lo que pensamos. Y, por encima de todo, nunca confundamos la lucha genuina por mejorar la sociedad y aliviar el sufrimiento de la gente con sentimientos de superioridad moral y el engrandecer el ego a base de denostar a los demás.
Por cierto, a lo largo de este artículo he usado de forma deliberada el género masculino para el maltratador y el femenino para la víctima. Pero espero que quede claro, por lo que digo al final, que a nivel de ideologías se está dando mucho últimamente el caso inverso. En todo caso, lo justo es valorar el acto de por sí y no en función del sexo de quien lo ejecuta.
The ultimate weakness of violence is that it beget more violence.
With violence you can murder the hater but you just increase hate.
Hate cannot drive out hate.
Darkness cannot drive out darkness.
Only light can do that.
Only love can drive out hate.
La mayor debilidad de la violencia es que produce más violencia.
Con violencia puedes matar al que odia, pero producirás más odio.
El odio no puede eliminar la odio.
La oscuridad no puede eliminar a la oscuridad.
Sólo la luz puede hacerlo.
Sólo el amor puede eliminar al odio.
Martin Luther King
Me explico. Primero veamos cómo funciona en realidad la manipulación psicológica. Se basa en un grupo de emociones que controlan a nivel profundo las relaciones humanas y que tienen un gran impacto en la autoestima:
1. La culpa nos hace sentirnos mal con nosotros mismos y repudiados por nuestro entorno social cuando infringimos sus normas.
2. La vergüenza tiene un impacto negativo en la autoestima aún mayor que la culpa. El sentirnos ridículos, objeto de risas, bromas o lástima señala que hemos perdido prestigio en nuestro entorno social y nadie nos toma en serio.
3. El miedo nos atenaza y nos inmoviliza. Nos hace vivir a la defensiva en vez de desarrollar nuestra creatividad y hacernos crecer como personas. Nos impide movilizarnos y defendernos de quien nos ataca.
4. La compasión es una de las emociones humanas más loables, pero que puede ser explotada de forma muy eficaz para la manipulación psicológica. El maltratador se presenta como víctima merecedora de compasión, de tal manera que si no le otorgamos lo que quiere o, peor aún, nos defendemos de él, apareceremos ante los demás y nosotros mismos como poco compasivos, lo que generará culpa y vergüenza.
5. La indignación es lo que moviliza al grupo social en contra de aquellos que infringen sus normas. Su efecto inmediato es generar culpa y vergüenza en aquellos contra los que va dirigida. Suele ir acompañada del sentimiento de superioridad moral (“self-righteousness” en inglés), una emoción que aumenta el ego del que la siente provocando una gran satisfacción consigo mismo.
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Culpa, miedo, indignación |
Pero debemos darnos cuenta de que estas emociones se utilizan también a gran escala como armas políticas. No digo que esto esté siempre mal. De hecho, la lucha política no-violenta se basa en hacer que los opresores sientan culpa y vergüenza de sus privilegios y sus acciones; en generar compasión por sus víctimas e indignación frente a los agresores. Por ejemplo, en los últimos años del Franquismo, las viñetas que salían en los periódicos ridiculizando al fascismo y sus instrumentos desempeñaron una gran labor en desgastarlo y movilizar a la opinión pública contra él.
Sin embargo, todas las armas pueden usarse para bien o para mal. Últimamente veo con preocupación como estas tácticas de manipulación psicológica son usadas indiscriminadamente para atacar a determinados segmentos de la población. Hace falta analizar este problema desde la perspectiva de la manipulación psicológica para hacer comprender a ciertas personas que no, no está bien hacer que alguien se sienta culpable o avergonzado por el simple hecho de ser hombre: “si eres hombre eres un violador potencial”. Tampoco está bien abusar de la compasión presentándose como víctima o como defensor autoproclamado de las víctimas. Por supuesto que hay víctimas, no lo estoy negando. Pero la mejor manera de ayudarlas no es iniciar una caza de brujas indiscriminada, culpando de su maltrato a personas inocentes, convirtiendo a alguien en sospechoso por el mero hecho de ser hombre.
También hay que tener cuidado con que, con tanto afán de prevenir los maltratos, estemos difundiendo miedo y visiones negativas del sexo como el origen de abusos, enfermedades y otros peligros, olvidándonos de que en la inmensa mayoría de los casos el sexo en una fuente de placer, intimidad, comunicación y felicidad. El miedo, como la culpa, la vergüenza y la indignación, son emociones negativas sumamente peligrosas, que se nos pueden ir de las manos con facilidad y hacer más daño de lo que pensamos. Y, por encima de todo, nunca confundamos la lucha genuina por mejorar la sociedad y aliviar el sufrimiento de la gente con sentimientos de superioridad moral y el engrandecer el ego a base de denostar a los demás.
Por cierto, a lo largo de este artículo he usado de forma deliberada el género masculino para el maltratador y el femenino para la víctima. Pero espero que quede claro, por lo que digo al final, que a nivel de ideologías se está dando mucho últimamente el caso inverso. En todo caso, lo justo es valorar el acto de por sí y no en función del sexo de quien lo ejecuta.
The ultimate weakness of violence is that it beget more violence.
With violence you can murder the hater but you just increase hate.
Hate cannot drive out hate.
Darkness cannot drive out darkness.
Only light can do that.
Only love can drive out hate.
La mayor debilidad de la violencia es que produce más violencia.
Con violencia puedes matar al que odia, pero producirás más odio.
El odio no puede eliminar la odio.
La oscuridad no puede eliminar a la oscuridad.
Sólo la luz puede hacerlo.
Sólo el amor puede eliminar al odio.
Martin Luther King