domingo, 23 de diciembre de 2012

Kindle, el mejor amigo del escritor moderno



Estos días me preocupo mucho sobre cómo publicar. Durante los últimos tres años el escribir mi novela ha sido la pasión de mi vida. Ahora que está terminada la quiero publicar para que llegue al mayor número de lectores posibles y, por qué no, ganar algo de dinero con ello. en realidad, mi ilusión sería poder ganar el suficiente dinero escribiendo para dedicarme a ello por completo. No es que me desagrade mi carrera científica, ni que me vaya mal en ella, pero creo que sería mucho más feliz escribiendo novelas y divulgación científica, como hacía Isaac Asimov.

El problema es que escribir no da suficiente dinero, a no ser que consigas que tus libros sean super-ventas. Típicamente, las editoriales pagan a los escritores un 10% (un 15%, si tienes suerte) del precio de un libro. Sí, no lo has leído mal: si tú pagas 10 euros por un libro, un euro va al escritor y la editorial se queda con los 9 euros restantes. No sólo eso, sino que la editorial le impone al escritor un contrato draconiano dónde todos los derechos de autor, el copyright, pasa a la editorial. Así, por ejemplo, si la novela en cuestión tiene un éxito rotundo y una productora cinematográfica quiere hacer la película, le compraría los derechos de autor a la editorial y no al escritor. 

Todo esto puede parecerte completamente injusto. A fin de cuentas, el libro lo ha creado el escritor, no la editorial, ¿a cuento de qué se apropia esta compañía de todos los derechos? Quizás se trata de un puro ejercicio de poder; si quiere publicar, al escritor no le queda otro remedio que pasar por la editorial. Y cuando se es un escritor novel la cosa está mucho peor, pues existe mucha competencia y a las editoriales le sobran ofertas de libros que publicar. 

Pero también es verdad que publicar un libro es un proceso muy caro y arriesgado, y que es la editorial la que afronta el riesgo y las posibles pérdidas si el libro no se vende. Publicar un libro implica una serie de procesos que son caros y complicados: imprimir, almacenar, distribuir y promocionar el libro. En particular, los sistemas de impresión, almacenamiento y distribución requieren una organización que está fuera del alcance del escritor, lo que hace que éste dependa de la editorial.

Hasta que llegó el libro electrónico, claro está. De un plumazo, el problema de la impresión, almacenamiento y distribución queda resuelto. Un libro electrónico no se imprime, va en un fichero digital que se puede almacenar en cualquier ordenador y distribuir en la red con un simple click de ratón. De hecho, el problema de distribución es ahora el inverso: un libro digital se pude copiar tan fácilmente que el autor corre el riesgo que se lo pirateen en vez de comprárselo. 

La compañía Amazon.com, que ya se había apoderado de una buena parte del negocio de distribución y venta de libros de papel, dejando en la cuneta a muchas librerías tradicionales, supo ver enseguida la oportunidad comercial que representaba el libro electrónico. Concibió una estrategia a largo plazo, a base de inventar una tableta dedicada específicamente a leer libros, el Kindle. Pero el Kindle no era más que una copia de otra tableta que ya había producido Sony, la auténtica genialidad de Amazon.com fue el crear una infraestructura que les permitió acaparar en poco tiempo el mercado del libro electrónico a nivel mundial. Parte de esta estrategia fue ofrecerles a los escritores un trato mucho más beneficioso que las editoriales tradicionales. Kindle te ofrece el 70% de los beneficios de venta de tu libro, en vez del 10%. O sea, que si publico con una editorial tradicional tengo que vender siete veces más libros que por Kindle para ganar lo mismo. Pero no acaba ahí la cosa, Kindle no te exige que les transfieras el copyright, por lo que siempre tienes la opción de cancelar la venta de tu libro en Kindle si recibes una buena oferta de una editorial. O no: puedes seguir vendiendo por Kindle y ganando el 70% por tus libros electrónicos al tiempo que publicas en papel ganando el 10%. Eso es lo que hace E.L. James con su bestseller “50 Sombras de Grey” que, no lo olvidemos, alcanzó su éxito como libro electrónico antes de ser publicado en papel. Encima, E.L. James puede llevarse todos los beneficios de vender los derechos de su obra para hacer la película. Señoras y señores, he aquí la manera de hacerse millonario.

¿Y qué hacen las editoriales tradicionales ante la enorme amenaza que les supone Amazon.com con su Kindle? Nada. Siguen tratándonos a los escritores noveles como basura, entregando así toda una nueva generación de escritores a Kindle. Quizás crean que le libro electrónico es una moda pasajera, o que Amazon.com acabará por adoptar el sistema antiguo para volver a explotar a los escritores. Pero no va a ser así. Amazon.com no es una organización filantrópica dedicada a ayudar a los escritores y a promocionar la lectura, es una compañía que tiene que sobrevivir en el actual sistema de capitalismo salvaje. Si operan como lo hacen es porque tienen buenas razones para ello. Lo que ocurre, simplemente, es que las barreras que antes había entre el escritor y el lector -imprimir, almacenar, distribuir- han desaparecido. Si Kindle no le ofrece al escritor un buen trato, éste podría optar por abrir una página en la web para vender sus libros directamente al lector y embolsarse así el 100% de los beneficios. Tengo entendido que esto es lo que hace J.K. Rowling, la creadora multimillonaria de Harry Potter. A fin de cuentas, si tienes millones de lectores esperando impacientes tus próximo libro, ¿para qué ibas a dejar que nadie sino tú gane dinero vendiéndolos? 

Claro que yo no soy E.L. James o J.K. Rowling. Soy un escritor completamente desconocido con una novela que nadie sabe si se va a vender o no. Lo que nos lleva de vuelta al sistema del que hablaba antes: impresión, almacenamiento, distribución y promoción. Hemos eliminado los tres primeros pasos, pero queda el último. Las editoriales tradicionales también servían de criba para hacerle llegar al lector libros con una mínima calidad; les daban su sello de prestigio y contribuían a promocionarlos. Si ahora un montón de escritores pueden publicar con unos costes mínimos, ¿cómo va a saber el lector cuáles son los que vale la pena leer? Kindle se ha dado cuenta del problema y ha establecido un sistema para destacar los libros que más se venden. Es, si quieres, un sistema democrático donde son los lectores, y no las editoriales, los que determinan el éxito de un libro. Pero para el escritor que empieza, como yo, el problema sigue estando ahí: ¿cómo conseguir que su libro empiece a venderse rápidamente en el momento de colgarlo en Kindle? Si alguien sabe la respuesta a esa pregunta, me haría un enorme favor si me la dijera.

2 comentarios:

  1. Buenos días:

    primero decirle que me encanta su blog, que espero que no muera tras la difusión de su trilogía (que deseo leer pero no todavía no he encontrado la forma de conseguir, el proceso se me atoja complicado) y segundo, dar una posible respuesa a su pregunta.

    "Posible respuesta": la conoce, ha hecho mención de ella cuando hablaba de las editoriales: la promoción. De donde nacen otra serie de preguntas, quién y a quién, cómo, dónde. Se me ocurre que los profesionales en este tema son los publicistas. Eso sí, el pago/inversión de la campaña de publicidad corre a cuenta del autor.

    Espero que esta respuesta le acerque a la solución del problema o le abra una ventana inspiradora y creativa.

    Un cordial saludo sin más ceremonia, que me tengo que ir a seguir leyendo su blog.


    Sanney

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  2. Gracias, Sanney. Mantendré vivo el blog mientras el cuerpo aguante, ya que no lo creé sólo para difundir mi trilogía. Quiero hablar de una serie de cosas que me preocupan y conocer a gente, que es para lo que sirven los blogs. Por otra parte, el promocionar la trilogía es una tarea sin fin, ya que espero que se siga vendiendo muchos años. Y luego vendrán otros libros que promocionar...

    Sí, lo de recurrir a un publicista ya se me había ocurrido. Creo que pronto intentaré usar GoogleAdds para ello. Las compañías publicitarias convencionales son demasiado caras para mi exiguo presupuesto. Pero hay mucho trabajo por hacer. Creo que primero voy a intentar publicar en papel a través de Amazon, Luego tendría que diseñar un anuncio que la menos sea pasable. Mejor dicho, encontrar a alguien que me lo diseñe. Por último, habría que ver qué penetración tiene GoogleAdds en el mercado español.

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