domingo, 2 de junio de 2013

El “punto P” - la próstata como fuente de placer en el hombre

Hace unos meses escribí un artículo en este blog sobre el famoso “punto G” en la mujer, y sobre si puede o no desencadenar un orgasmo distinto al que se consigue con la estimulación del clítoris. Es uno de los artículos más visitados de este blog. Si no lo has leído, aquí tienes el enlace:

http://sexocienciaespiritu.blogspot.com/2012/12/clitoris-o-punto-g-la-controversia-en.html

Poca gente sabe que existe un equivalente del punto G en el hombre: el “punto P”. La “P” viene de próstata, un órgano del tamaño de una nuez situado entre el recto y la vejiga urinaria, rodeando la uretra. La estimulación de la próstata, en condiciones adecuadas, puede producir mucho placer, incluso llevar a un orgasmo que es descrito por los que lo han sentido como más profundo, amplio y duradero que el orgasmo producido por la estimulación del pene. Por lo tanto, vemos que existe un paralelismo entre el orgasmo producido por la estimulación del punto G en la mujer y el orgasmo producido por la estimulación de la próstata en el hombre. Quizás es que los dos son equivalentes, si es verdad que el punto G no es más que la glándula de Skene o próstata femenina. Cabe pensar, por lo tanto, que las respuestas sexuales femenina y masculina son más parecidas de lo que se suele creer, con el orgasmo clitoridal siendo equivalente al orgasmo del pene, mientras que el orgasmo vaginal tiene su contrapartida en el orgasmo que se obtiene estimulando el punto P.

La idea de que existe una sexualidad masculina ajena al pene genera una enorme resistencia en nuestra sociedad, al chocar con mitos sexistas profundamente arraigados. La cultura machista otorga grandes privilegios al hombre, siempre y cuando éste se comporte de acuerdo con las pautas de virilidad y hombría establecidas. En lo referente al acto sexual, se espera que el hombre obtenga su placer penetrando a la mujer, con un pene grande y sólido y una potente eyaculación. Placer que proviene de zonas eróticas que no son el pene, como las nalgas, los pezones y el ano, es algo estrictamente femenino y por lo tanto prohibido al macho. El hombre que trasgrede esta normativa pierde automáticamente el privilegio masculino - es un “afeminado”, un “marica”, y es relegado a un estatus peor que el de la mujer. En particular, ser receptor de sexo anal es considerado el acto por excelencia que priva al hombre de su masculinidad, lo emascula. En lenguaje coloquial, expresiones como “dar por culo”  o “vete a tomar por culo” transmiten el mensaje que recibir sexo anal es el acto más humillante que existe, algo que te quita todo el poder y te somete. Todo esto es una pena, pues la única forma de estimular la próstata es desde el recto, lo que conlleva una penetración anal.

Afortunadamente, en nuestros días la acción combinada de diversos movimientos de liberación sexual, sobre todo el de los gays y el BDSM, ha empezado a abrir una brecha en todos esos prejuicios machistas. Sin duda, el conocimiento de propiedades eróticas de la próstata se remonta a la antigüedad. En tiempos más recientes, se difundió primero entre los gays, y luego fue recogido en la comunidad BDSM en las parejas de mujer dominante y hombre sumiso. Hoy en día comienza a practicarse en parejas vainilla sin ninguna connotación de dominación-sumisión.
Dos tapones de distintos tamaño y un dildo con forma de pene

La próstata puede encontrarse introduciendo un dedo en el ano con la yema hacia delante. Si recorremos la cara anterior del recto, daremos con un bulto del tamaño de un huevo: esa es la próstata. Las primeras veces, la presión sobre la próstata puede resultar desagradable, hasta dolorosa. A veces se notan ganas de orinar, porque esa presión se transmite fácilmente a la vejiga de la orina. En eso se parece a la estimulación del punto G de la mujer. Para producir placer es necesario que el masaje de próstata se realice de forma muy suave, en una situación relajada y sexualmente excitante, acompañándolo de estimulación del pene, los pezones y otras zonas erógenas. Quizás sea necesario que las primeras sesiones sean cortas, e ir entrenando la próstata en sesiones sucesivas en las que se irá aumentando la intensidad y la duración del masaje. Poco a poco, las vías nerviosas que transmiten esas sensaciones al cerebro se van desarrollando, volviéndolas más y más placenteras.
El Aneros

Una dificultad que suele presentarse es que la próstata está demasiado profunda para alcanzarla cómodamente con el dedo, sobre todo si uno trabaja en solitario, autoestimulándose. Por eso es mejor usar dildos de goma. Existen varios tipos. Los “buttplugs” o tapones están pensados para llevarlos puestos un cierto tiempo, lo que facilita la dilatación del ano al tiempo que producen una estimulación suave del recto. Como muestra la foto, tienen una base plana que impide la inserción total, una constricción para el esfínter anal, y un ensanchamiento en el recto. Los dildos propiamente dichos tienen forma de pene, sin constricción para el ano, y están diseñados para follar. Eso se puede hacer moviéndolos con la mano, o la mujer puede ponérselos en la pelvis como si fuera un pene usando un arnés que se llama en inglés “strap-on” (ver foto). Por último, existe un artilugio diseñado especialmente para estimular la próstata: el Aneros (ver foto). La forma curvada del Aneros hace que rodee la próstata, masajeando toda su superficie. En vez de la base plana de los tapones y los dildos, tiene dos bolas que resbalan sobre el perineo y el coxis. Eso hace que le hombre pueda mover el Aneros en el interior del recto con sólo contraer el esfínter anal, masajeando la próstata a su gusto. También existen juguetes eléctricos diseñados para estimular el punto G o el punto P con vibraciones.

Por supuesto, como todo sexo anal, el masaje de próstata requiere solventar problemas de higiene. Esto varía mucho de un hombre a otro; algunos son naturalmente “limpios”, mientras que otros deberán recurrir a lavativas. Pero mejor dejar la higiene del sexo anal para otro artículo.
Un arnés "strap-on"

A un hombre que quiere iniciarse en el placer de próstata, yo le aconsejaría que empezara por su cuenta, explorando primero con el dedo y luego con un dildo adecuado. Es mejor no tener muchas expectativas al principio. Hay que tomárselo como un entrenamiento que requiere tiempo, paciencia y perseverancia. Cuando la próstata se ha vuelto sensible, sentiremos el deseo de estimular el punto P de forma más vigorosa. Es entonces cuando se le puede pedir a nuestra amante que nos eche una mano follándonos con un “strap-on”. Esos actos sexuales con inversión de roles pueden resultar muy divertidos, excitantes y deliciosamente perversos. Pero, eso sí, antes hay que sacarse los complejos y los prejuicios de la cabeza.

Una forma especial de estimulación de la próstata se llama “milking”, que significa “ordeñar” en inglés. Normalmente la practica una dominatriz en su sumiso en el contexto de una relación BDSM. A menudo se describe como el tratamiento más humillante y frustrante que puede sufrir un hombre. Se trata de masajear la próstata de forma ininterrumpida por un largo espacio de tiempo, de 20 a 45 minutos. La dominatriz no permite que se produzca la eyaculación o el orgasmo, sino que mantiene al sumiso en un estado continúo de intensa excitación sexual. La erección suele desaparecer al cabo de unos minutos, pero el pene empieza a soltar semen en pequeñas cantidades de forma continua, de ahí el nombre de esta práctica.

Con una estimulación parecida, se puede conseguir tener un orgasmo puramente prostático, sin estimulación del pene alguna e incluso sin erección. Sin embargo, ese orgasmo prostático no es fácil de alcanzar… ¡muchos lo intentan y pocos lo consiguen!

2 comentarios:

  1. Gracias por la información. Interesante blog, con tu permiso te enlazo.

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  2. Al contrario, te agradezco mucho el enlace... ¡Cuantos más, mejor! Ya he visitado tu blog y pondré aquí un enlace lo antes posible.

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