Se
trata de un fenómeno social relativamente reciente, aunque lleva décadas
forjándose. En Estados Unidos a saltado de golpe a la atención pública al
aparecer en la popular serie de televisión Weed y en un documental de “reality
TV” de la cadena Showtime titulado “Polyamory: married and dating”. Podéis ver
tráileres de esa serie aquí http://www.sho.com/sho/polyamory-married-and-dating/home
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La sociedad
en la que vivimos nos bombardea continuamente con el mensaje de que el único tipo
de relación amorosa-sexual válido es la pareja monógama. La poliamoría supone
un reto a esta creencia, como antes lo fueron el amor libre de los 60s, el
“swinging” de los 70s- 80s y las parejas abiertas. Aunque proviene de la
evolución de esas formas distintas de amar, la poliamoría se diferencia de
todas ellas. El amor libre no obedecía a ninguna norma establecida y era algo más
bien efímero, propio de la juventud, que normalmente acababa desembocando en la
pareja clásica. El “swinging”, por el contrario, partía de una pareja que
buscaba variedad y aventura a base de establecer relaciones sexuales con otras
parejas, aunque a veces también con personas aisladas. Estuvo en auge al final
de los 70s y principios de los 80s, y luego decayó considerablemente con el
jarro de agua fría de la aparición del SIDA, que mandó a la mayoría de los
aventureros sexuales a refugiarse en la monogamia. Sin embargo, se sigue
practicando hoy en día, normalmente en clubes creados con ese fin expreso.
Mientras que en el “swinging” la pareja suele buscar sexo actuando en forma
conjunta, en las parejas abiertas cada uno se busca la vida por su lado bajo el
mutuo acuerdo de dejar a un lado la exclusividad sexual y evitar los celos y
las mentiras. Cada pareja abierta suele establecer sus propias reglas, los límites
que demarcan lo que cada uno puede hacer. La más común de estas reglas es que
no haya engaños, pero pueden llegar a ser tan restrictivas como que los actos
sexuales no incluyan la penetración. Una regla que suele ser común a todas las
parejas abiertas es que no vale enamorarse de otras personas. Esto también se
da en el “swinging”, donde la pareja monolítica es el principio y el fin de
todo. Sin embargo es difícil ponerle puertas al mar y el amor acaba irrumpiendo
a la fuerza a través de las murallas de la monogamia. Y entonces, ¿qué pasa?
Lo
normal es que se rompa la pareja inicial y se forme otra nueva con los recién
enamorados. Pero a veces el viejo amor se resiste a morir y obliga a todos los
involucrados a buscar una solución nueva. Así nace la poliamoría. Al contrario
que el swinging y la pareja abierta, la poliamoría acepta, y hasta busca
deliberadamente, el amor entre más de dos personas. Se puede dar incluso el
caso de que exista el amor sin relaciones sexuales, aunque lo normal es que se
parta del sexo para llegar al enamoramiento. La poliamoría ha llegado a formar
su cultura propia, con organizaciones y sitios web donde sus adherentes se
aconsejan unos a otros. Por ejemplo, en español existe http://www.poliamoria.com/ , y en inglés http://www.meetup.com/SoCal-Polyamory/about/?name=About_this_Meetup
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Una de
las ideas fundamentales de esa cultura es que el sexo tiene más sentido cuando
hay amor. De hecho, los poliamoristas a menudo reprochan a los “swingers” que
buscan el sexo desprovisto de amor. Y a las parejas abiertas se les reprocha
que son injustas con a las terceras personas con las que mantienen relaciones
sexuales, ya que se las relega a un distante segundo plano emocional.
Hay
quien considera que la forma más pura de poliamoría es aquella en la que no
existe una pareja nuclear, sino que consiste en un trío o una cuaterna donde
todos los participantes gozan de igual estatus. El caso más común de este tipo
de relación son tríos formados por un hombre y dos mujeres bisexuales, una
configuración muy estable y satisfactoria para todos los participantes, pues
permite a las mujeres experimentar las dos facetas de su sexualidad y al hombre
satisfacer su deseo de variedad. Tan deseable es este tipo de relación que
existen muchas parejas en búsqueda de una mujer bisexual para completar el
trío. Pero las mujeres que cumplen los requisitos de ser bisexual, soltera y atractiva
son más bien elusivas, por lo que en la cultura de la poliamoría se les ha dado
el nombre de “unicornios”, el animal mitológico que es imposible de
encontrar. Supongo que los tríos formados por dos hombres bisexuales y una
mujer son igual de satisfactorios, pero en mi limitada experiencia parecen ser
menos abundantes. De todas formas, la bisexualidad no es necesaria para la
formación de un trío; existe otra configuración, llamada la V, donde una
persona tiene relaciones sexuales con las otras dos que mantienen una simple
relación de amistad entre ellas o ellos.
Las
relaciones de poliamoría no se suelen formar de forma deliberada, sino que
suelen crecer de forma orgánica con el tiempo; por ejemplo, a partir de una
pareja nuclear que pasa de la situación de pareja abierta a la adopción de uno
de los amantes. Otro caso puede ser el de dos parejas que se fusionan a raíz de
una relación continuada de “swinging”. Sin embargo, ahora que la poliamoría ha
creado sus propias organizaciones y entorno social, cada vez existen más
personas que buscan de forma deliberada este tipo de relaciones, como en el
caso de las parejas cazadoras de unicornios de las que hablaba más arriba.
Cuando
una relación de poliamoría se genera en torno a una pareja inicial, esto se
suele traducir en una situación en que no todos los que la forman participan
por igual. Aunque esto se aleja del ideal igualitario del que hablaba más
arriba, a menudo es simplemente inevitable dadas las dimensiones
socioeconómicas de las parejas y los matrimonios en la sociedad actual. Por
ejemplo, se suele dar el caso de un matrimonio de muchos años que adopta a otra
persona como amante, pero sin invitarla a vivir con ellos o a participar en su
comunidad de bienes. En este caso se suele hablar de relación “primaria”
- la pre-existente - y relación “secundaria” - la nueva.
Algunas
relaciones de poliamoría son cerradas, es decir, no admiten relaciones sexuales
con nadie fuera del grupo. A esto se le llama “polifidelidad”. Sin
embargo, como establecer una relación de poliamoría conlleva de entrada el
superar el problema de los celos, lo más común es que las familias poliamoristas
sean relaciones abiertas en las que se admite relaciones sexuales con otras
personas. De esta forma se pueden llegar a generar estructuras complicadas que
llegan a incluir a un número considerable de personas. Por ejemplo, Ana, Benito
y Carmela tienen una relación en la que Carmela tiene un rol secundario, pero
resulta que Carmela tiene una relación con Daniel que también incluye a
Francisco, quien a su vez… A grupos así se les suele llamar “tribus”. Una mujer
que conocí en una reunión de poliamorista me enseñó un diagrama de su tribu que
incluía un total de 32 personas - no todas tenían relaciones sexuales entre sí,
o incluso se conocían. Por supuesto, en casos así hay que extremar las
precauciones con las enfermedades de transmisión sexual.
Parece
que el sistema de poliamoría ha cuajado y se extiende rápidamente.
Previsiblemente se enfrentará con la misma oposición por parte de grupos
religiosos y conservadores con la que se enfrentan gays y lesbianas, sobre todo
teniendo en cuenta el papel esencial que juegan las personas bisexuales en
estas relaciones. Quizás los matrimonios múltiples están a la vuelta de la
esquina. De hecho, ya se ha dado un caso en Brasil
Más
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