lunes, 28 de diciembre de 2020

El spanking es más erótico dibujado

 

Ryuuji spanking Taiga, por CherryS-12 en DeviantArt

Expresando movimiento y sensaciones

El spanking es algo activo, que conlleva movimiento y fuertes sensaciones. Esto es muy difícil de capturar en una fotografía. Y aunque un vídeo es capaz de capturar el movimiento, es difícil recoger en un mismo plano las expresiones del spanker y la spankee. 

Esto es lo que consigue el dibujo de arriba. Para empezar, el perfil del culo está difuminado en rojo para dar una idea perfecta del dolor que siente la chica. El brazo del spanker también está difuminado, trasmitiéndonos perfectamente lo rápido que se mueve. Su rostro refleja determinación y concentración. La chica llora y esos pequeños garabatos nos hacen imaginarnos su gemidos. Todos los elementos de la azotaina quedan recogidos en una simple viñeta. 

Bakugo spanking Liz, por CherryS-12 en DeviantArt

El mismo dibujante, CherryS-12, nos ofrece este dibujo de Manga. Lo mejor es la expresión de la spankee. Llora un poco, pero los ojos como platos y esa lengüita saliéndosele de la boca indican que se lo puede estar pasando bien. Notad como el spanker no le ha bajado la bragas, sino que tira de ellas para hacer que se le claven en la raja. Esto se llama en inglés hacer un "wedgie" - de "wedge", que quiere decir "cuña". Las bragas estiradas de esa forma estimulan el clítoris, produciendo sensaciones placenteras y al mismo tiempo invasoras. Eso también podría explicar la expresión de nuestra spankee. 

Ciencia-ficción


Spanking in Space color socialmedia, por bondage-fan-comics en DeviantArt
A veces una simple viñeta nos puede contar toda una historia. Ésta es la película que me monté en mi cabeza contemplando este dibujo…

La chica entra en la nave espacial vistiendo su armadura, confiando que la ayudará a derrotar el individuo que la protege. Pero no ha calculado bien sus fuerzas. El gigante le arranca una a una las piezas de su armadura, que ahora yacen esparcidas por el suelo. Sólo le quedan los guantes, que ya de poco le sirven. Su sujetador está los pies del vencedor y sus diminutas braguitas se le han quedado prendidas de un pie. El guerrero usa su considerable fuerza para propinarle una tremenda paliza en el culo a la desventurada, en cuya cara podemos ver la sorpresa por haber sido derrotada y verse sometida a semejante ignominia. Quizás la pala con la que azota a la chica era una de sus propias armas. No sabemos qué le deparará el destino a la rubia cuando acabe su castigo, pero seguramente tendrá que acostarse bocabajo en la celda en la que la encierren.

Sin embargo, luego me di cuenta que el autor había escrito bajo el dibujo una historia completamente distinta:

“Después de desobedecer las órdenes de su comandante demasiadas veces, se hizo obvio que había que tomar acciones disciplinarias contra Laureline. Además, teniendo en cuenta la cantidad de delitos que había cometido, se requería un castigo mucho más prolongado de lo habitual. Naturalmente, se eligió a un disciplinario automatizado para darle a Laureline una lección de obediencia que no olvidaría en mucho tiempo.”

Juliet06 por congolike, en DeviantArt

Claro que los extraterrestres que surcan el espacio en sus naves no necesitan usar las manos -si las tienen- para ponerle el culo rojo a una jovencita. Les basta con apuntar hacia su trasero un rayo especial que se lo deja bien tostadito. Antes, por supuesto, hace falta que ese dragoncito le baje la minifalda a la chica. Quien, al parecer, no llevaba bragas.

 

Page09 por congolike, en DeviantArt

Otros instrumentos en el armamentario de los extraterrestres son látigos de luz con los que le pueden destrozar los pantalones y dejarle unas buenas marcas en las nalgas a arlequines traviesas que osan penetrar en su recintos.

Fantasía

commission 03, por congolike, en DeviantArt

Otra historia de humillante derrota. Nuestra heroína parte hacia el desierto con su flamante armadura dispuesta a derrotar a la Mujer Araña. No lo consiguió. Su espada y su escudo yacen rotos sobre la arena. La Mujer Araña la ha atrapado entre sus patas en una postura indigna. Menos mal que nuestra guerrera ha tenido la precaución de ponerse las bragas por encima del liguero, con lo que su captora no ha tenido que quitárselo para exponer su lindo culito. Empiezan a llover los azotes. Con todo, la guerrera tendrá suerte si escapa sólo con el culo colorado, pues las pinzas con que le levanta los faldones la Mujer Arañas contienen un peligroso veneno. 


Elements, por Alertmg en DeviantArt

Y, en plan aún más fantástico, aquí tenemos al fuego azotando al agua en la postura de la carretilla.
  

Con el culo caliente


Now go to your room, por AltCor en DeviantArt

Una de las mejores cosas del spanking es ese ardor en el culo que al principio duele a rabiar y luego se puede llegar a transformar en un calorcito agradable. Aunque ya pasó lo peor, quedan la humillación de haber sido castigada y el temor de que nos lo pueden volver a hacer a las primeras de cambio. Algo así debe estar pensando esta linda pelirroja después de recibir cuatro brutales trallazos con el cinturón de ese energúmeno con el mando a distancia. “Ahora vete a tu cuarto”, se titula el dibujo. Y túmbate bocabajo y pon el culito en alto para que se te refresque. Eso no hace falta decírselo, la pelirroja se lo figurará muy pronto.

La spanker de este dibujo de Manga se lo monta mucho mejor. Le pone a su spankee una bolsita de hielo en el culo para aliviárselo y la deja echarse una cabezadita sobre ella. ¡Si es que no hay nada más relajante que un spanking dado con todo el cariño del mundo!

¿Cuál de estos dibujos es tu favorito? 





sábado, 19 de septiembre de 2020

Esterilizaciones forzadas de mujeres inmigrantes en Estados Unidos

Cartel para un mitin "Alto a la esterilización forzada" en 1971 en San Francisco. (Rachael Romero / San Francisco Poster Brigade a través de la Biblioteca del Congreso)

Mujeres inmigrantes en un centro de detención americano han sido sometidas a esterilización forzada.

Es una tormenta perfecta que combina muchos temas progresistas: racismo, eugenesia, derechos reproductivos, derechos de los inmigrantes, centros de detención privados, represalias contra los denunciantes y abuso médico.

Para ser breve, expondré los detalles básicos. Si deseas más evidencia o más información, puedes leerla en inglés en The Washington Post, The Guardian, CNN, NPR and The New Yorker.

Mujeres inmigrantes con problemas ginecológicos en el Centro de Detención del Condado de Irwin en Ocilla, Georgia, una instalación privada administrada por LaSalle Corrections, fueron llevadas al Hospital del Condado de Irwin. Allí las atendió el doctor Mahendra Amin, un ginecólogo con sede en Douglas, Georgia, quien les dijo que tenían quistes ováricos u otros problemas que requerían cirugía. Las mujeres recibieron formularios de consentimiento en inglés para que los firmaran, a pesar de que no sabían leer ni entender el inglés. Al parecer, los registros médicos fueron falsificados para afirmar que las mujeres sí que hablaban inglés. Luego, se las sometió a una cirugía para extirparles el útero o las trompas de Falopio, de forma que no pudieran tener hijos.

Una mujer se ofreció voluntaria a ser deportada cuando se dio cuenta de que perdería su sistema reproductivo si continuaba recibiendo tratamiento en el centro.

La historia salió a la luz cuando fue contada por la enfermera Dawn Wooten, quien trabaja en el centro de detención. La enfermera Wooten también se quejó de numerosas prácticas peligrosas relacionadas con el Covid-19, incluyendo poner al personal y a los detenidos en riesgo de contraer el virus, no prestar atención a quejas médicas y negarse a hacerles tests a los detenidos con síntomas. No identificó al médico que realizaba las esterilizaciones, sólo lo llamó “el colector de úteros”. Sin embargo, la historia fue corroborada por entrevistas privadas realizadas por The Intercept con tres mujeres detenidas en las instalaciones de Irwin, ocho defensores de los detenidos y un ex empleado. Estos testigos identificaron al médico como Mahendra Amin. La historia también fue confirmada por la organización Immigrant Families Together, que habló directamente con las víctimas.

A través de su abogado, el doctor Amin ha negado las acusaciones, alegando que solo ha realizado una o dos histerectomías en los últimos dos o tres años. Por el contrario, el grupo de derechos humanos Project South afirma que al menos 20 mujeres recibieron histerectomías en 6 años. Esto podría ser solo la punta del iceberg, ya que la mayoría de las mujeres detenidas no tienen abogados ni nadie que las defienda.

El Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) de los Estados Unidos declaró inicialmente: “ICE toma todas las acusaciones en serio y se dirige a la Oficina del Inspector General con respecto a cualquier investigación y / o resultados potenciales. Dicho esto, en general, las acusaciones anónimas, no comprobadas, hechas sin ningún detalle específico que verifique los hechos, deben tratarse con el escepticismo que se merecen ”. Más tarde, un funcionario de ICE declaró a los medios de comunicación: “Según los datos de ICE, desde 2018, solo dos personas del Centro de Detención del Condado de Irwin fueron remitidas a profesionales médicos certificados y acreditados en centros de atención de salud ginecológica y obstétrica para histerectomías de conformidad con Estándares de Atención Médica Correccional (NCCHC). Basados en sus evaluaciones, estos especialistas recomendaron histerectomías. Estas recomendaciones fueron revisadas por la autoridad clínica del centro y aprobadas ".

Como era de esperar, la represión ha comenzado. La denunciante, la enfermera Dawn Wooten, fue destituida. Existe el temor de que ICE se apresure a deportar a testigos clave, como hizo con una mujer que denunció agresión sexual en el centro de detención de El Paso. La congresista Jackson Lee (D-Texas) acaba de detener la deportación de Pauline Binam, una mujer a la que le quitaron la trompa de Falopio en el centro de detención de Irwin y que podría ser un testigo clave en la investigación abierta por los demócratas. Binam ha estado en los Estados Unidos desde que tenía dos años y está bajo amenaza de ser deportada a Camerún.

Hay una larga historia de esterilizaciones forzadas en los EE. UU. Muchas se realizaron siguiendo la doctrina de la eugenesia, que tiene como objetivo mejorar la calidad de la población humana. Históricamente, esto se hizo sobre todo suprimiendo la capacidad de reproducción de personas y grupos considerados biológicamente inferiores. En los Estados Unidos, esto incluyó a negros, nativos americanos, puertorriqueños y mexicanos. Estas políticas de eugenesia ocurrieron sólo en el pasado. Según una investigación realizada en 2013, entre 2006 y 2010 al menos 148 reclusas en dos cárceles de California fueron esterilizadas mediante coacción. Esto levanta la sospecha de que existe una política secreta para esterilizar a los inmigrantes para que no puedan tener descendencia en Estados Unidos en caso de que se les conceda asilo o residencia legal.

Ahora la cuestión es si las esterilizaciones forzadas en el centro de detención de Irwin fueron solo obra de un médico deshonesto o exponen una política eugenésica racista secreta de ICE y la administración americana.

Por favor, siga prestando atención a este problema. No dejes que se entierre en la avalancha de malas noticias que nos ahogan estos días.

jueves, 18 de junio de 2020

Un ejemplo de maltrato en una relación virtual de BDSM


Hace un par de meses una lectora, Artemisa, me escribió para decirme que un artículo de este blog, Cómo reconocer el maltrato en las relaciones de dominación/sumisión, le había sido muy útil para entender lo que había salido mal en su última relación. He pensado que ponerlo en el blog sería interesante para todas. Así que, sin más preámbulos, esto es lo que escribe Artemisa. 

El día anterior a leer el artículo Cómo reconocer el maltrato en las relaciones de dominación/sumisión, había dado por conclusa esta relación que, gracias al confinamiento, se ha desarrollado solamente en el mundo virtual. Una duración de alrededor dos meses. Leer tu texto me dejó claro que hice bien en darle fin, pero después de hacerlo (¡cuánta consistencia en mantener mis decisiones!) pensé que quizás dar una última opción de conversación real, desde la persona y no desde el personaje, sería saludable. Quizás no era necesaria esa última opción, por tu comentario “Cuando se niegan a hablar es que la relación no tiene posibilidad de rescate”, pero la decisión ya está hecha. Tampoco creo que fructifique y más habiéndole informado que yo había escrito en esta entrada, por lo tanto, sea lo que sea que publiques o me propongas publicar de esto que te estoy escribiendo, será posible que él lo lea. Mejor será así, dar voz y visibilidad a lo “oculto”. Que se ventile para que sea lo que tenga que ser. Sensación de participar en el “Me Too”.

Contextualizo: yo viví el mundo del BDSM a consciencia unos dos años. Entiendo que cada quién vive su proceso, y por conversaciones mantenidas entiendo que se produce una revisión vital desde los nuevos lentes, que sería poner nombre a preferencias, y se detectan transversalmente en la vida de cada quién. Por ello hablo de vivirlo conscientemente en ese periodo. En fin, durante esos dos años, y al reconocerme como sumisa, viví experiencias que no se las deseo a nadie. Descarté continuar en él y me desvinculé también del mundo virtual. Hace unos dos meses reapareció este hombre, con quien había tomado un café un día. Cordial y respetuoso ese café, además de mucha atracción mutua. Posteriormente, la comunicación no fluyó y descarté absolutamente nada con esta persona. De ello hace como dos años y medio. En este tiempo volvió a comunicarse conmigo, y yo no continuaba la conversación, indicándole que no era de mi interés. Por lo que se ve (yo ya ni lo recordaba) bloqueé su número, pero supongo que debí de desbloquear otros mecanismos de comunicación. Hace dos meses volví a indicarle que mi vida abrazaba mucho más que el BDSM, que no era mi único eje de expresión humana, que mi vida incluía mucho más. Era más, me había jubilado del BDSM - el precio que pagué había sido demasiado elevado para mí y no deseaba exponerme más. Avisé que descartaba el juego sin conocer a la persona exenta de su personaje: primero te quiero conocer, luego ya veremos si jugamos. Aceptó. Es un hombre hábil, ciertamente. Fue descartando cada uno de mis avisos y mi información previa. Al darme cuenta, yo lo iba señalando. Me sentía como en otras situaciones desagradables que yo había vivido. Yo intentaba discernir si era el halo de aquellas, que ahora impregnaba lo que vivía, o si bien el “tufo” salía realmente de ésta relación. Fui sincera, le informé de ello. No siento que salga del personaje, ello me genera toda la desconfianza del mundo. En el momento que me ordenó una práctica que sumaba la transgresión de dos límites míos, sentí que me paralizaba, comencé a sentir ansiedad y terror. Decidí que ahí aquello había finalizado. Se lo comuniqué. Su respuesta fue una afirmación: “me has utilizado…”. Ello se ubica en algo enunciado en el artículo del blog: “provocar sentimientos de culpa”.

Después de esta larga contextualización, van los puntos, tal y como se los escribí a él. Agrego cuestiones a clarificar y/o ejemplos vividos (he utilizado palabras de Hermes en el texto, aunque quizás no cite correctamente su artículo):

  1. Considerar los límites de la sumisa como algo a superar. Le señalé mis límites, pero él no los aceptó y presionaba para desgastarlos o romperlos. Viví las siguientes emociones: ansiedad y miedo. No era SSC (seguro, sensato y consentido). Su insistencia continuada era: tú no tienes límites. Yo insistía que evidentemente sí tengo, otra cuestión es estar en el juego de que le guste oírme decir que no tengo, teniendo presente cuáles son. Él insistía en que yo era su esclava.
  2. Problemas con la “palabra de seguridad”.  Ni siquiera hubo ocasión para conversarlo. No es SSC.
  3. Establecer un tipo de relación extrema para el que no está preparada la sumisa. Le informé repetidamente de mi ritmo. Pero él no respetó mi ritmo, con exigencias y manipulaciones para que yo lo descarte. No era SSC. Reiteradamente le informaba que era demasiado rápido para mí, que me ordenaba y presionaba a decir “sí” a prácticas que jamás había vivido, algunas ni habían estado en mi imaginario, otras que yo había descartado, otras más que yo había ubicado en el mundo de las fantasías y jamás en el de la realidad. Jamás dije “sí” a todas. A otras dije “sí”, aunque eran futuribles. A algunas que dije “sí” y era “no”, y viví las consecuencias. Me alegro que sólo fuera por escrito, que la palabra tiene fuerza, mucha, pero la energía de la presencia ya es delicada, delicada y delicada, y me alegro de no haberla vivido.
  4. Provocar sentimientos de culpa. Cuestionaba mi comportamiento, pero nunca el suyo. Aseguraba que tenía intención de dañarle con mis actos, se victimizaba. Conviertía mi sumisión en una obligación. No era SSC. Sentía que todo era queja, no asumir su responsabilidad, ubicar toda la responsabilidad en mí. Me encaja con la teoría de la atribución causal de Heider: la causa de lo que para él eran “fracasos” era yo, y la de los “éxitos”, él. Absoluto desequilibrio. Un ejemplo: A raíz de irme ordenando por texto la ejecución una práctica nueva para mí, donde de repente él despareció, viví el “bajón de sumisión” -creo que se le sumó que en ese momento yo experimentaba un día de la fase premenstrual, y yo soy muy sensible a los ciclos de mi cuerpo-. Sea lo que sea, le pedí acompañamiento en esta experiencia -empatía, compasión- y, cuando finalmente se comunicó, recibí quejas y reproches.
  5. Exageraciones y mentiras. Llegó a decir que perdía la oportunidad de mi vida si le dejaba. Yo le dije: lástima que hayas escrito esto. Mira dónde se ubica. No era SSC. (En este ejemplo, sentí un rechazo infinito hacia esa persona).

¿Qué hacer cuando se detectan estos síntomas? Le ofrecí una última oportunidad de conversación, pero no escrita, porque así no me sirve. Por aquello de que soy rematadamente optimista y me quedo tranquila una vez agotadas todas las posibilidades.

No creo que él proporcione este espacio. Quizás es saludable para mí que yo lo descarte. Es complejo gestionar la ambivalencia de las sensaciones y los deseos y alinearlos con las alertas que aparecen. Es complejo discernir si emanan de lo que se está viviendo o son reminiscencias de lo vivido en otras situaciones. Quizás meditar, ¿verdad?

Aún y con ello, para ser sincera, reconozco que experimenté el “espacio de sumisión” del que Hermes habla en otra entrada (lo leí después de experimentarlo, así pude nombrarlo), aunque no sé cuánto de autosugestión pudo llegar a existir en ello, pues se dio desde un lugar de desconocimiento real de la persona, así que supongo que obedecía a mi imaginario. Tengo dudas al respecto: ¿cuánto se explica desde la supuesta relación D-s y cuánto a factores ajenos a ella?

El ejercicio de escribirte, con su posible publicación, me facilita la objetivación de las vivencias. Me queda claro, otra vez, como en aquellos dos años dentro del BDSM, ¿con quién estoy? ¿Cómo lo estoy permitiendo? ¿Por qué no me escucha? No es el BDSM, no, son los hombres con quien yo me he topado. Mi parte de responsabilidad es elegir inteligentemente y todavía no soy hábil en ello. Lo sé porque he vivido una relación que se suponía que no se hallaba en el BDSM y resulta que lo fue. Fue precioso.

Gracias por proponérmelo, gracias por leerme. Sea lo que sea, a mí me ha ayudado, si es útil para otras personas, será una alegría.

Un abrazo,

Artemisa           

domingo, 14 de junio de 2020

Para volverte loca (pasaje) - Disciplina doméstica


Martes 20 de mayo, 1980

Se despertó llena de aprensión por su nueva sesión con el doctor Lancet. Después de lo que le había dicho, le daba asco pensar que la iba a volver a follar. Cuando entró en la sala de terapia se hizo la remolona para quitarse la ropa, luego para sentarse en el sillón. El doctor esperó pacientemente. La ató con las correas al sillón y a los estribos, pero no puso ningún vídeo.

Procedió a masturbarla con el vibrador y a quitárselo cuando estaba a punto de llegar al orgasmo. Así la tuvo durante las dos horas que duró la de sesión, casi el doble de lo habitual.

-Hemos terminado -dijo el doctor al final, y se puso a desatarla.

Esta vez no se marchó enseguida, sino que la apremió a vestirse y la echó del cuarto.

Excitada y frustrada, Cecilia corrió a masturbarse al dormitorio, pero por el camino sonaron las campanadas del Ángelus. Se planteó faltar, pero luego se lo pensó mejor. La Leona estaba siempre atenta a ver si acudía a las oraciones. Tendría problemas si no lo hacía. Luego Lucía se puso a hablar con ella hasta la hora del almuerzo. Cuando por fin encontró un rato para masturbarse ya se le había pasado la excitación.

Claramente, el plan del doctor era hacer crecer su deseo hasta que le suplicara que la follase. No le iba a dar ese gusto.

* * *

Miércoles 21 de mayo, 1980

Fue más tranquila a la terapia, esperando otra sesión de orgasmos denegados. Como de costumbre, el doctor la ató con las piernas abiertas en los estribos. Luego, para su sorpresa, le introdujo en la vagina una especie de huevo negro unido a un cable. El doctor hizo algo y el huevo se puso a vibrar dentro de ella. Puso un vídeo y desapareció entre las sombras.

-¿Volvemos a los vídeos? ¿Ya no tiene miedo de que me aficione a la pornografía?

-Éste es un vídeo muy especial, Cecilia. Lo traje de Estados Unidos. Míralo, creo que te gustará.

Efectivamente, estaba en inglés. Mostraba una pareja americana joven pero chapada a la antigua: él con traje y corbata, ella con un vestido verde oscuro que le llegaba hasta los tobillos. Ella le había preparado la cena, pero había un pequeño problema: el pollo que había metido al horno se le había quemado. Con una sonrisa, el marido le dijo que la tendría que castigar. Ella bajó la mirada y no dijo nada.

La vibración del huevo no era tan fuerte como la de la Magic Wand. No la iba a llevar al orgasmo, pero sí que la estaba excitando. Encima, este vídeo estaba resultando mucho más interesante que los que había visto hasta entonces. El marido llevó a su mujer a un sillón de respaldo alto. Sentado en él, le fue dando escuetas instrucciones sobre lo que tenía que hacer. Se veía que ella ya conocía el ritual: quitarse las bragas, ponerse a horcajadas sobre su muslo izquierdo, y apoyar las manos en el respaldo del sillón. Él le levantó el vestido hasta la cintura, exponiendo a la cámara unas nalgas ovaladas, muy blancas. Luego empezó un vigoroso spanking, que la esposa enseguida acusó con grititos y expresiones de dolor.

Esa había sido siempre una de sus fantasías favoritas. ¿Cómo lo había adivinado el doctor? Se veía que no había escogido el vídeo por casualidad. Intentó no hacer caso, desviar la mirada. Pero eso pondría sobre aviso al doctor de que le gustaba. Lo sentía espiarla desde la oscuridad. Cerró los ojos, pero el sonido de los azotes la persiguió, despertando imágenes en su mente aún más excitantes que las del vídeo. ¡Ay, cómo deseaba recibir una azotaina así! Con la mano, en vez de las feroces palizas que le había dado la Leona con la correa. Su vagina se contraía involuntariamente en torno al consolador.

El marido le reñía ahora a su esposa, mientras continuaba castigando su trasero de forma metódica. Le hacía preguntas que ella contestaba al principio con voz normal, luego crecientemente alarmada por la picazón de los cachetes. Las nalgas habían pasado del blanco a un precioso color sonrosado. Habían tenido que azotar a la actriz de verdad para hacer ese vídeo.

No aguantaba más. Y tampoco era cuestión de tener que correr a esconderse para masturbarse cuando acabara la sesión. Se puso a contraer la vagina sobre el consolador hasta que se corrió.

El vídeo terminaba con la esposa colocándose de cara a la pared, con el culo al aire y las manos detrás del cuello. Eso siempre había sido una parte esencial de su fantasía.

-El vídeo muestra la sumisión de la mujer a su marido de la que te hablé -le dijo el doctor mientras le desataba los brazos-. Has reaccionado mejor de lo que esperaba, Cecilia.

-Pero… no lo entiendo… ¿No es el sadomasoquismo una perversión, como la homosexualidad?

-Esto no es sadomasoquismo. Es un spanking que un marido le da a su esposa para castigarla. Domestic discipline, my dear! 

Se quedó pensando lo que decir a continuación, mientras dejaba que le doctor le soltara las piernas.

-Pero… ¿qué pretende hacer enseñándome ese vídeo? ¿Que me exciten los spankings?

-¡Oh, pero si ya te excitan, my dear Cecilia! Quizás tú no te des cuenta, pero yo sí. But don’t worry, es la reacción normal de la mujer ante la autoridad del hombre.

-Entonces, si el spanking me excita, ¿cómo puede ser un castigo?

-Ah, that’s an excellent question! Pero tú ya sabes la respuesta. El placer también puede ser un castigo. Demostré eso en nuestra primera sesión, didn’t I? Pero lo más importante es que el placer, como el dolor, es capaz de anular la voluntad. La penetración y el orgasmo son instrumentos de sumisión. Y en el spanking se mezclan la excitación sexual con el dolor y la humillación. ¿Qué mejor manera para someter a la esposa?

-Supongo que eso me lo irá demostrando en las siguientes sesiones. Can’t wait!




lunes, 13 de abril de 2020

Once posiciones para un spanking

Dar una azotaina es bastante fácil, pero dar una azotaina que sea buena de verdad, que no sólo te pone el culo rojo sino que se te sube a la cabeza, eso ya requiere un poco de técnica. Entre otras cosas, es bueno saber las diferentes posiciones en la que se puede dar un spanking, cuándo usarlas, y los efectos que tienen tanto en el cuerpo como en la mente.

Ya que por ahora no existen términos parecidos en español, usaré los términos en inglés que mucha gente maneja: spanker es quien da los azotes y spankee quien los recibe. Spanking se traduce al español como azotaina, así que usaré estos términos como sinónimos. Por supuesto, spanker y spankee pueden ser de cualquier género, en cualquier combinación de géneros. Sin embargo, para no complicar las cosas, usaré el género masculino para el spanker y el femenino para la spankee.

El placer del spanking. Dibujo de pattydraws (Fetlife).
Varias cosas contribuyen a una buena azotaina. La más obvia son las sensaciones de placer y dolor. Algunas spankees no toleran el dolor pero aprecian la picazón suave y el calor de los azotes ligeros. Para otras una buena dosis de dolor es importante. Algunas posiciones permiten al spanker mover mejor el brazo y alcanzar mejor el “punto dulce”: la zona del culo en la que cae el peso cuando te sientas. Otra sensación importante es el contacto físico entre los participantes. Algunas posturas estimulan los genitales, llevando a una azotaina que es muy sexual. Sin embargo, hay quien preferirá una experiencia menos íntima.

Otros ingredientes de una buena azotaina son mentales. El spanker aprecia una buena vista del culo de la spankee y cómo cambia de color a medida que progresa el spanking. Y la spankee tiene una imagen mental de su aspecto mientras que la azotan. El ver expuestos su trasero y su sexo produce una vergüenza erótica que una parte importante de la experiencia. Esto también crea una sensación de vulnerabilidad, que puede ser incrementada en posturas que limitan sus movimientos. Algunas personas consideran el spanking como un castigo, que disfrutan de forma irónica por tener un fetiche de castigo. En ese caso, la vulnerabilidad y la restricción del movimiento aumenta la sensación de sometimiento.

Una última cosa a considerar es la comodidad: un spanking debe doler de forma erótica, pero no por hacer daño en la espalda o las articulaciones. Algunas posiciones no pueden ser mantenidas durante mucho rato, mientras que otras invitan al relax y facilitan concentrarse en las sensaciones y las emociones. Cuando el spanking es un castigo, puede darse en posturas deliberadamente incómodas que se le ordena adoptar a la spankee. No voy a describirlas aquí porque este artículo se centra en spankings que se dan fuera de una estricta disciplina de dominación/sumisión. Tampoco voy a incluir posiciones que incluyen bondage. La comodidad del spanker también es importante. Los movimientos repetitivos y los impactos reverberan en su cuerpo y pueden producir daños que quizás no note hasta horas o días después del spanking, como tendinitis en los brazos o dolores en las lumbares. Es mejor que el spanker tenga soporte para la espalda o pueda moverse libremente sin estar atrapado bajo el peso de la spankee.

He aquí una lista de once posiciones para un spanking y cómo afectan a las sensaciones, la vergüenza, la vulnerabilidad y la comodidad.

1. De pie

Aquí no hay postura: el spanker se aproxima a la spankee por detrás y le pega en el culo. Se usa para azotainas improvisadas y cortas que sirven como advertencia, lo que es a menudo necesario en una relación de disciplina doméstica o de dominación/sumisión. A muchas no les gusta nada que las sorprendan con un azote, así que esto hay que negociarlo por anticipado. Si es consensuado, la sorpresa crea vulnerabilidad y vergüenza, sobre todo si hay otras personas delante. El dolor también es mayor cuando te pilla desprevenida. Para azotainas más largas, estar de pie no es cómodo ni para el spanker ni para la spankee.
Spanking bajo el brazo. Fuente: Erotic Art A-2-Z.

2. Bajo el brazo

Estando los dos de pie, el spanker hace que la spankee se gire y se doble por la cintura, poniéndole el brazo izquierdo alrededor de las caderas y el vientre. Un spanker experimentado puede hacer esto rápidamente para crear un efecto sorpresa. Es incluso mejor si el spanker es fuerte y la spankee ligera de peso, porque así puede levantarla completamente del suelo. La vulnerabilidad es alta cuando la spankee puede sentir el poder físico del spanker. Sin embargo, todo esto pone mucha presión en las lumbares del spanker, por lo que esta postura no es buena para spankings largos. Puede servir para empezar un spanking y luego cambiar a otra postura.

3. Doblada sobre un mueble

Spanking sobre uma mesa. Pattydraws (FetLife).
Se dobla a la spankee sobre un escritorio, una mesa o el respaldo de un sillón. Alternativamente, se hace que se arrodille sobre el borde de la cama, una silla o sobre el asiento de un sillón. En locales BDSM hay incluso bancos de spanking diseñados específicamente para esta postura. El spanker puede presionar sobre la espalda de la spankee con la mano para inmovilizarla. Si el mueble es lo suficientemente alto (por ejemplo, el respaldo de un sillón alto o una tarima) la spankee perderá el contacto de sus pies con el suelo, aumentando su vulnerabilidad. Estar doblada sobre un mueble es bastante humillante. En esta postura el spanker tiene mucho espacio para mover el brazo y puede poner su peso en cada golpe, así que la azotaina puede ser muy vigorosa. Dependiendo del mueble, la postura puede ser bastante cómoda para la spankee, pero sillones con el respaldo duro y estrecho pueden hacer daño en el vientre y las caderas. La mayor pega de esta postura es que apenas hay contacto físico, lo que crea distancia emocional.

4. Sobre el regazo

Ésta es la postura de spanking más clásica. El spanker se sienta en una silla o en el borde de la cama y pone a la spankee bocabajo sobre su regazo. A veces se la llama “sobre las rodillas”, pero en  realidad la spankee está sobre los muslos del spanker y en contacto con su vientre. Normalmente, tanto las manos como los pies se apoyan en el suelo, pero si se empuja a la spankee hacia adelante su pies perderán el contacto con el suelo, aumentando su vulnerabilidad. Las mejores cosas de esta postura es son efecto psicológico, por la imagen mental que crea el tener el culo en pompa, y el contacto con el cuerpo del spanker. A menudo la spankee puede sentir su erección. Sus principales pegas es que si la spankee es grande con relación al spanker, puede haber una tendencia a rodar y caerse de su regazo, lo que puede resultar incómodo para los dos. Otro pequeño problema es que el spanker encuentra más fácil azotar la nalga más alejada de su regazo, con lo que el spanking puede resultar un poco desigual.

5. Cerrojo de piernas

Cerrojo de piernas. Fuente.
Ésta es una variante de la postura sobre el regazo en la que la spankee se apoya sólo sobre uno de los muslos del spanker, quien usa su otro muslo para atrapar las piernas de la spankee. Si se le sujeta una de las manos tras la espalda, la tendremos completamente inmovilizada. La cabeza de la spankee bajará hasta el suelo, mientras que su culo queda en alto y bien en pompa. Como su caderas forman un ángulo más agudo, la zona sensible entre las nalgas y los muslos queda estirada y expuesta a los azotes. Todo ello hace que esta sea una postura muy humillante y de máxima vulnerabilidad. Su mayor problema es la falta de comodidad tanto para la spankee, que sufre presión sobre el vientre y tiene la cara en el suelo, como para el spanker, porque pone tensión en sus lumbares. Por lo tanto, no es aconsejable para spankings largos.

6. A caballo sobre una pierna

Variante de la postura a caballo sobre una pierna.
Erotic Art A-2-Z.
Ésta es otra variante de la postura sobre el regazo que por alguna razón es muy popular en los que practican la disciplina doméstica. El spanker se sienta en un sillón o al borde de la cama, y la spankee se coloca a caballo sobre uno de sus muslos (el izquierdo si él es diestro, el derecho si es zurdo). Entonces la spankee se inclina hacia adelante y el spanker la sujeta con el brazo de forma similar a la postura bajo el brazo. Para completar la inmovilización de la spankee, el spanker puede colocar su pierna derecha tras la pierna izquierda de la spankee para que ella no pueda levantarla, de forma parecida al cerrojo de piernas. La postura puede resultar más cómoda en un sillón, pues así el spanker tiene soporte para su espalda y la spankee puede apoyar la cabeza y los brazos en el respaldo. La posición del culo facilita que las dos nalgas puedan ser golpeadas igualmente. La raja del culo queda abierta y el ano expuesto. El mayor atractivo de esta postura es que pone presión sobre los genitales de la spankee. Si se debate, o simplemente como resultado de las oleadas que generan los azotes, se estimula el clítoris creando un spanking exquisitamente sexual. Por lo tanto, es una buena posición para hacer que una mujer se corra durante una azotaina. La mezcla de dolor y placer crean un estado mental único donde se puede alcanzar un máximo de humillación y vulnerabilidad. Los azotes administrados inmediatamente después del orgasmo son un castigo de lo más eficaz, pues la spankee tiene su mente sensible y receptiva, y se ve frustrada al no poder relajarse tras el placer.

7. Sobre las rodillas

Una manera de hacer más cómoda la posición “sobre el regazo” es que el spanker se siente sobre la cama con las piernas extendidas y su espalda apoyada en la cabecera de la cama. La spankee se tiende bocabajo sobre sus muslos y rodillas, algo más alejada de su vientre. De esta manera el spanker puede alcanzar las dos nalgas con igual fuerza. Otra ventaja es que la spankee descansa todo su peso sobre la cama, lo que resulta más estable y relajado. Si se desea que el culo se ponga más en pompa, el spanker puede cruzar las piernas para poner más volumen bajo el vientre de la spankee. Al ser cómoda y requerir poco esfuerzo, ésta es la posición ideal para spankings largos. Otra ventaja es que hay buen contacto con el cuerpo del spanker. Sin embargo, esta postura no siempre es cómoda para la spankee, ya que tiene que girar la cabeza hacia un lado para respirar. Esto puede acarrear dolores de cuello. Una solución sería sacar la cabeza por el borde de la cama mirando al suelo. Esta posición es menos humillante que otras y evoca una vulnerabilidad moderada. No hay restricción de movimiento: si la spankee decide debatirse, el spanker podrá hacer poco para impedirlo. Un truco para restringir el movimiento es sujetar una o las dos manos de la spankee sobre la parte baja de su espalda.

8. Tijera de piernas

Betty Page en una variante de la tijera de piernas
Ésta es una postura poco conocida que puede resultar muy íntima ya que la spankee tiene expuestos el ano y la vulva al mismo tiempo que el spanker puede verle la cara. Debe hacerse sobre una superficie plana como la cama o el suelo. El spanker se sienta con la piernas extendidas y entreabiertas. La spankee se tiende a su lado izquierdo (derecho si es zurdo) poniéndose medio a caballo sobre su muslo izquierdo de él y entre sus piernas. El spanker entonces pone su pierna izquierda sobre el muslo derecho de la spankee, atrapándolo contra la cama. Es decir, la pierna izquierda del spanker está entre las piernas de la spankee, y la pierna izquierda de ella entre las piernas de él. La spankee tiende a girarse hasta quedar sobre su costado derecho, con lo que el spanker puede verle la cara. La pierna izquierda del spanker fuerza a la spankee a mantener las piernas separadas y puede moverse hasta presionar contra su entrepierna. Conseguiremos así los mismos efectos de abrir la raja del culo y presionar el clítoris que se consigue con la postura de a caballo sobre la pierna. Sin embargo, la presión sobre el clítoris es más sutil y es controlada por el spanker y no la spankee. Y el spanker puede mirarla a la cara para ver los efectos de lo que le hace. Por lo tanto, ésta es la postura en la que se consigue un buen contacto corporal y comunicación. Al ser muy sexual y expuesta, proporciona vulnerabilidad. La postura es muy cómoda para la spankee.

9. Sentado sobre la espalda de la spankee

Una variante de sentarse sobre la espalda que pone
menos peso sobre las lumbares. Erotic Art A-2-Z.
El spanking lucha libre (wrestling spanking) es un juego en el que la spankee no se somete al spanking de buenas a primeras, sino que debe ser subyugada a la fuerza y luego inmovilizada por el spanker. En una variante no hay roles predeterminados, sino que los contendientes luchan y el ganador la da una azotaina al perdedor. En cualquiera de los casos, la spankee deberá de ser inmovilizada eficazmente durante todo el spanking, o se escapará y habrá que volver a empezar. La mejor manera de conseguir esto es poner a la spankee bocabajo y luego sentarse sobre su espalda. Sabiendo que su culo es el objetivo, la spankee se sentará y se negará a moverse. Para ponerla bocabajo se le coge un pie con las dos manos, una en los dedos y la otra en el talón, y se lo hace girar (¡con cuidado!). Instintivamente, la spankee girará el cuerpo para proteger su tobillo, poniéndose bocabajo. Esto le da una oportunidad al spanker para sentársele sobre la espalda. La spankee tendría que ser enormemente fuerte para ser capaz de levantar su peso y el del spanker para liberarse, con lo que lo único que le queda es resignarse y esperar a que el spanker decida dejar de azotarla. Ni qué decir tiene que todo este forcejeo tiene sus riesgos y debe practicarse con sumo cuidado. También hay que tener en cuenta que si el spanker es pesado puede hacerle daño a la spankee en las lumbares, que puede ser serio. Otro problema es que el spanker no puede verle la cara a la spankee y la comunicación es más difícil que en otras posiciones. En resumidas cuentas, se trata de una posición arriesgada, sobre todo si se hace a la fuerza, pero con innegables recompensas por lo humillante y dominante que es.

10. Piernas en alto o “postura del pañal” 

Postura de el pañal, usando una pala. Erotic Art A-2-Z.
Ésta es una postura completamente distinta a las otras porque la spankee está bocarriba. Esto permite al spanker mirarla directamente a los ojos mientras la azota. Se tumba a la spankee sobre la espalda y se le levantan las dos piernas hasta que estén perpendiculares al cuerpo o incluso sobre su cabeza. Esto hace que levante las caderas y exponga el culo. Es relativamente fácil quitar la ropa en esta postura: faldas y vestidos caen por efecto de la gravedad, y pantalones y bragas se agarran en la cintura y se suben por las piernas. Pero incluso pegar por encima de la ropa puede ser muy eficaz, pues las nalgas se estiran y se vuelven más sensibles. La zona alta de los muslos está bien a tiro y puede ser castigada a conciencia. El spanker sujeta las piernas con una mano o las coloca sobre un hombro, moviéndolas hacia delante, hacia atrás o hacia los lados para exponer la zona del culo que quiere azotar. Pero la que está más a tiro es el “punto dulce” justo por encima de la arruga que separa el culo de los muslos, lo que permite concentrar la azotaina en esa zona. Por supuesto, la spankee tiene más fuerza en las piernas que el spanker en los brazos, por lo que si ella quiere debatirse no habrá mucho qué hacer. Empujando las piernas hacia la cabeza y permitiendo que las rodillas se doblen se expone completamente el coño, que podrá ser estimulado o azotado. Es una postura que sorprenderá a una spankee debutante por su originalidad, al mismo tiempo que la hace sentirse humillada y vulnerable. También se encontrará físicamente cómoda en ella, agradeciendo incluso el estiramiento de las lumbares. Pero su mayor ventaja es que el spanker puede mirarla a la cara y leer en todo momento sus reacciones, lo que es muy valioso si se trata de una nueva compañera de juego.

11. La carretilla

La carretilla. Erotic Art A-2-Z.
Se trata de otra postura inusual, quizás la más expuesta y humillante para recibir un spanking. No es fácil de adoptar; spanker y spankee deberán colaborar para hacerlo. Si se quiere quitar la ropa de la spankee esto deberá hacerse antes de adoptar la postura, pues luego resultará imposible. Con el spanker sentado, la spankee se sentará sobre sus muslos dándole la espalda. Con la ayuda del spanker, la spankee se irá inclinando hacia adelante, levantando las piernas a los lados del spanker, hasta quedar con la cabeza en el suelo entre sus pies. Al mismo tiempo, el spanker separa las rodillas y encaja las caderas de la spankee entre ellas. El resultado es que la spankee queda con la cabeza en el suelo, las piernas abiertas a los costados del spanker, los pies en alto y el culo entre las rodillas del spanker. El spanker le pude pegar en el culo como si fuera un tambor - por eso hay quien la llama la “postura del bongo”. Quien sepa tocar el tambor puede convertir el spanking en todo un concierto. La postura abre completamente la raja del culo de la spankee, exponiendo el ano y el coño justo ante los ojos del spanker. Este punto de vergüenza es quizás lo más importante de esta postura, pero también el hecho de que una vez adoptada no es fácil salir de ella. Si el spanker la quiere atrapar completamente, no tiene más que ponerle los pies en los hombros y ya no podrá incorporarse. Ella so está completamente indefensa, de todas formas, ya que puede mover los pies y darle una patada en la cara al spanker.  A pesar de lo extraña que es, esta postura es bastante cómoda para la spankee. Su único problema es tener que poyar la cabeza en el suelo y girar el cuello, lo que se puede solucionar dándole un cojín o una almohada. Una de las cosas que no me gustan de esta postura es que invita al spanker a golpear la parte alta y los laterales de las nalgas, pero no la zona de la asentadera y la juntura con el muslo, que son las partes más eróticas. Los azotes se dan de arriba abajo y no de lado, lo que tampoco me resulta tan atractivo. Pero, en resumidas cuentas, dado los niveles elevados de pudor, vulnerabilidad, contacto físico y pura extravagancia, un spanking en la postura de la carretilla puede ser una experiencia de lo más intenso.

Hay otras muchas posturas para spanking, pero éstas son las más comunes.

Recordad que los spankings deben ser seguros, sensatos y consentidos. Esto se consigue negociando la sesión de antemano, y estableciendo límites y una palabra de seguridad. Es perfectamente válido excluir algunas de estas posturas como límites. Es importante saber lo que se quiere, saber lo que se hace y ser respetuoso. Y, sobre todo, pasárselo bien.

miércoles, 8 de abril de 2020

Nueva imagen en la cabecera del blog

Neuronas en el ganglio dorsal de una rata. Verde: substancia P. Rojo: receptor mu de opiáceos
Hay que renovarse. Después de muchos años con un paisaje del Parque Nacional de Yosemite, he cambiado la imagen de la cabecera del blog a algo más científico. Se trata de una imagen de microscopio confocal del ganglio dorsal de una rata, que tomé como parte de mi trabajo. Las formas globulares son los cuerpos de las neuronas y las fibras son sus axones, que luego se unirán para formar nervios sensoriales. Las neuronas están marcadas usando anticuerpos contra la substancia P (en verde) y contra el receptor mu de opiáceos (en rojo).

Los ganglios dorsales están colocados entre las vértebras y son el origen de la mayor parte de los nervios sensoriales del cuerpo. Estos nervios transmiten las sensaciones de tacto, dolor, picor, calor y frío desde la piel, los músculos, los huesos y otros órganos a la médula espinal. Allí estas sensaciones son procesadas y enviadas al cerebro.

La substancia P es un neuropétido que sensibiliza a las neuronas de la médula espinal al dolor. Las neuronas del ganglio dorsal que lo contienen transmiten dolor, en su mayor parte.

El receptor mu de opiáceos es una proteína a la que se une la morfina, el fentanilo, la codeína y otros opiáceos para producir analgesia, es decir, inhibir el dolor. Como se ve en la foto, casi todas las neuronas que contienen substancia P también tienen el receptor mu. Eso quiere decir que muchas de las neuronas que transmiten dolor a la médula espinal tienen el receptor mu. Este receptor inhibe a las neuronas, disminuyendo el dolor. Esto explica la acción analgésica de la morfina. Aunque también hay receptores mu en varias partes del cerebro, donde también producen analgesia y otros efectos, como euforia y adicción.

Las neuronas con un tono rojo oscuro no tienen el receptor mu. Esto es un artefacto de la técnica de immuno-histoquímica.

sábado, 29 de febrero de 2020

Para volverte loca (pasaje) - Locuras en el sótano

Miércoles 7 de mayo (madrugada), 1980

La despertó en mitad de la noche la sensación de estar mojada. Bajo sus bragas de castidad notaba un líquido viscoso y pegajoso. Un dolor familiar le contó el resto de la historia: le había venido la regla.

No iba a dormir así. Se levantó y se fue por el pasillo a la isla de los enfermeros a que le cambiaran las bragas y le dieran un tampón o una compresa. Pero no había nadie tras el mostrador.

¡Vaya suerte la mía, tengo a los enfermeros encima todo el puto día y para una vez que los necesito, no están!

Seguramente el enfermero de turno habría ido a ayudar a algún paciente. Se puso a buscarlo por toda la segunda planta, pero no había nadie. Aunque en la primera planta no había dormitorios, se dio una vuelta por allí para ver si lo veía. Nada. Como último recurso, cruzó la sala de estar y el comedor y entró en la cocina. Era una oportunidad perfecta para explorar las zonas del sanatorio que aún no conocía. La cocina era una sala grande y rectangular al final del ala norte del edificio. Tenía una gran cocina en el centro, y mesas y fregaderos a los lados. Al fondo había una gran cámara frigorífica. A la izquierda, junto a la entrada, estaba la puerta por la que Javier la había llevado al sótano. Estaba entreabierta. Movida por un súbito presentimiento, franqueó la puerta y bajo sigilosamente las escaleras. Oyó jadeos y un golpeteo rítmico. Sonrió.

Al llegar al final de la escalera corrió a esconderse tras un frigorífico, pero en realidad no hacía falta, estaban tan ensimismados en la faena que no la hubieran visto aunque caminara directamente hacia ellos. Se habían colocado directamente en el haz de una de las luces fluorescentes, que confería a sus cuerpos un dramático contraste de luces y sombras. Bob estaba doblado sobre una mesa, pantalones y calzoncillos en torno a los tobillos. Tenía un trasero pequeño, estrecho y blanco, con un aire inocente y vulnerable que se veía acentuado por la considerable envergadura de la polla que Aparicio enterraba en su raja con embestidas enérgicas y concienzudas. Una de las manos de Aparicio se apoyaba abierta sobre la espalda de Bob, sujetándolo contra la mesa, mientras que la otra sostenía en un puño el pene del muchacho, que se adivinaba largo y delicado entre los dedos fornidos. Quizás eso contribuía a que Bob no pareciera demasiado molesto por el rudo tratamiento al que estaba siendo sometido. Su cara, apoyada en la mesa mirando hacia ella, dibujaba una sonrisa extática, con ojos cerrados y cejas arqueadas. Aparicio, por su parte, contemplaba hechizado el vaivén de su polla en el culito de Bob, ajeno a todo lo demás.

Debió llegar al principio de la función, pues ésta se prolongó bastante rato. La excitó la estampa que presentaban esos dos cuerpos masculinos, cada uno bello a su manera: uno joven y delicado, el otro robusto y musculoso, rebosando potencia viril. Bob dobló las rodillas, abandonando el exiguo apoyo de sus pies en el suelo, como queriendo enfatizar su entrega total al placer de su amante. Excitado por eso, Aparicio disminuyó el ritmo a una serie de empellones súbitos y recios que lo llevaron al clímax. Sintiéndolo venirse en su interior, Bob se corrió también, rezumando semen blanco entre los dedos de Aparicio.

Cecilia salió de detrás del frigorífico, cruzó los brazos y esperó a que la vieran.

Tardaron un rato en hacerlo. Aparicio ayudó a Bob a levantarse y lo besó apasionadamente en los labios mientras le estrujaba la nalga con la mano, como si no hubiera tenido bastante de él. Luego lo vistió delicadamente antes de ocuparse de su propia ropa.

Bob la vio primero. Se quedó mirándola con los ojos muy abiertos, sin lograr articular palabra. Aparicio le siguió la mirada y se quedó también inmóvil, con una expresión entre alarmada e irritada.

-Perdonad, no quería interrumpiros -les dijo-. Pero tengo un pequeño problema.

-¿Cuánto tiempo llevas ahí? -la increpó Aparicio.

-Digamos que el suficiente.

-Cecilia, por favor… -empezó Bob.

-No tienes por qué preocuparte de nada, Bob.

-¿Qué quieres? -le preguntó Aparicio.

-Me ha venido la regla. Necesito cambiarme las bragas y ponerme una compresa.

Aparicio miró con cara de asco los surcos de sangre que le bajaban por el interior de los muslos.

-No te preocupes, que yo lo puedo hacer todo -lo tranquilizó ella-. Sólo necesito que me abras la cerradura de las bragas y me des otras limpias... Y un tampón, claro.

Aparicio la miraba pensativo, sin duda planeando lo que debía hacer.

-Esperaos los dos aquí un momento. Luego subid de uno en uno. Procurad que no os vea nadie. Estaré en la isla de los enfermeros con lo que necesitas, Cecilia. Roberto, tú vete derecho a la cama.

En cuanto se dejaron de oír los pasos de Aparicio por la escalera de metal, Bob se volvió hacia ella con aire suplicante.

-¡Por favor, no se lo digas a nadie!

Cecilia le rodeó los hombros con el brazo, dándole un apretón.

-No has hecho nada malo, Bob. No tienes nada de qué avergonzarte.

-Sí, pero si se llega a enterar el doctor Jarama…

-No te preocupes que nadie se va a enterar, porque a nadie le conviene que se sepa. A Aparicio el primero. Él es el que tiene más que perder.

-Sí, pero tú no… ¿De verdad que no vas a decir nada?

-¿Y por qué me iba a chivar?

-Para vengarte de Aparicio, de todas las putadas que te ha hecho.

-No soy rencorosa.

Bob se libró de su abrazo y la miró con cara asustada.

-Pero sí que lo puedes chantajear.

Eso es en lo que había estado pensando desde el principio, que había tenido mucha suerte de descubrir el punto débil de Aparicio. Esa podía ser la llave de su libertad. ¿Por qué no hacerlo? A la larga, a Bob le iba a dar lo mismo, aunque ahora estuviera muerto de miedo. Además, seguro que Aparicio accedería al chantaje, porque ella no le iba a pedir gran cosa, pero si se chivaba él perdería su empleo y toda posibilidad de encontrar otro similar.

De todas formas, Irene iba a avisar a Julio y a Laura. Quizás lo hubiera hecho ya.

-¡Por favor, Cecilia! Somos amigos, ¿no?

-Vale. No diré nada, no te preocupes.

-¿De verdad? ¿Me lo prometes?

-Te lo prometo. Y ahora vete a la cama. Tengo los pies helados.

Bob subió las escaleras, mirándola desaprensivo. Esperó unos minutos y subió ella también. Aparicio la esperaba en la isla de los enfermeros y, sin mediar palabra, le dio unas bragas limpias, sin cierre, y una caja de tampones. Pero su mirada huidiza y su expresión sombría lo decían todo. Ella le respondió con el mismo silencio.

Se dio una ducha, se puso un tampón y las bragas limpias, y se metió en la cama.

Fue una gozada poder masturbarse después de estar casi una semana sin hacerlo. Las imágenes de los cuerpos desnudos de Bob y Aparicio seguían frescas en su memoria. No le hizo falta imaginarse ninguna otra cosa.