martes, 18 de septiembre de 2018

Espacios de sumisión

El locus cerúleo de una rata. Las neuronas en amarillo contienen noradrenalina (en verde) y serotonina (en rojo). Imagen de microscopio confocal tomada por el autor. 
En la comunidad BDSM existe un gran interés en lo que en inglés se ha dado en llamar “sub-space”, que podríamos traducir por "espacio de sumisión". Se trata de un estado de euforia al que se llega gracias a la práctica sofisticada del bondage, el sadomasoquismo o la Dominación/sumisión. Todo el mundo parece dar por sentado que este espacio de sumisión se debe a la liberación de endorfinas. Sin embargo, ya he señalado en artículos anteriores que no estas ideas parecen basarse más por mitos que en evidencia científica, aunque es innegable que en una sesión BDSM se pueden llegar a alcanzar notables estados alterados de conciencia. Desgraciadamente, estas experiencias a menudo se pagan con estados emocionales negativos llamados en inglés "sub-drop", o “bajón de sumisión”.

En este artículo quiero proponer que no hay un solo espacio de sumisión sino varios, cada cual con sus propias características distintivas, que incluso a veces pueden ser de signo opuesto. Es importante señalar, no obstante, que apenas se han realizado estudios científicos sobre los masoquistas, y que existen sólo contados estudios sobre los estados alterados de conciencia producidos por el ejercicio extremo o el dolor. Por lo tanto, lo que voy a decir aquí es especulativo. Se basa en mi conocimiento de la neurofisiología del dolor, y en comparar los efectos de drogas con el comportamiento de los participantes en las sesiones de BDSM. Quiero proponer que hay al menos tres estados distintos que podríamos considerarse "espacios de sumisión ".

Espacio de sumisión adrenérgico

La reacción más típica al dolor es la de lucha/huida (”Fight/flight” en inglés). En ella hay una activación del eje hipotalámico-pituitario-adrenal que desencadena la liberación de adrenalina a la sangres por las glándulas suprarrenales. Esto aumenta el ritmo cardíaco, aumenta la circulación sanguínea en la periferia, y promueve la actividad muscular. Al mismo tiempo, dentro del sistema nervioso central hay una activación paralela de vías nerviosas que usan noradrenalina como neurotransmisor. Entre ellos se encuentra una vía que va desde los centros adrenérgicos del bulbo raquídeo (locus cerúleo, A5 y A7) hasta la médula espinal, donde inhibe las señales de dolor que llegan por los nervios sensoriales. Otras vías noradrenérgicas van a la corteza cerebral, activándola y aumentando el estado de alerta. En la práctica, cuando la sumisa entra en este estado, grita, lucha, patea y se ríe, al tiempo que se elevan sus umbrales de dolor. Este espacio de sumisión se caracteriza por la presencia de analgesia, euforia y un alto grado de interacción con el Dominante. Aunque la respuesta de lucha/huida se considera estrés, esto no es necesariamente malo, ya que algunas formas de estrés (llamadas 'eustress') son saludables. Muchas personas buscan el eustress en forma de montañas rusas, películas de terror o deportes de riesgo. El BDSM podría considerarse como una forma de eustress. Una cierta cantidad de eustress puede ser necesaria para una salud y puede servir para contrarrestar los efectos nefastos del ‘distress’ (estrés malo). El espacio de sumisión adrenérgico se parece al efecto de drogas estimulantes como la cocaína y las anfetaminas, que actúan aumentando las concentraciones de noradrenalina y dopamina en algunas áreas clave del cerebro.

Espacio de sumisión de las endorfinas

En este espacio de sumisión también se produce analgesia, pero en casi todos los demás aspectos es opuesto al espacio de sumisión adrenérgico. En él, la frecuencia cardíaca disminuye, y también lo hacen la actividad y el estado de alerta. Estos efectos son causados por la liberación de endorfinas no sólo en la sangre, sino también en regiones cerebrales. Por ejemplo, la inhibición del dolor la produce una vía nerviosa que conecta el área gris peri-acueductal en el medio del cerebro con el núcleo rafe del bulbo raquídeo, y desde allí baja hasta la médula espinal para bloquear las señales de dolor recibidas. Existen sinapsis inhibidoras recíprocas entre el núcleo rafe y los núcleos noradrenérgicos (locus cerúleo, A5 y A7) del bulbo raquídeo, de modo que cuando la vía de las endorfinas se activa las vías adrenérgicas se inhiben, y viceversa. Esto tiene su lógica, ya que mientras que el sistema adrenérgico media la lucha/huida, el sistema de endorfinas está relacionado con el comportamiento de inmovilidad (“freezing”), en el cual el animal se queda inmóvil para evitar ser detectado por un depredador. Se ha comprobado que este comportamiento de inmovilidad y ciertos patrones de liberación de endorfinas conducen a un estado mental llamado en inglés “learned helplessess” (indefensión aprendida), que disminuye el aprendizaje y reduce la respuesta inmune y otras respuestas en detrimento de la salud. Por lo tanto, la liberación de endorfinas está lejos de ser la panacea que muchos creen que es. Esto no quiere decir que la liberación de endorfinas sea mala necesariamente, sino que cuando un sumiso entra continuamente en este estado los efectos a largo plazo pueden no ser deseables. En la práctica, una sumisa en el espacio de sumisión de las endorfinas entra en un estado de somnolencia y en una niebla emocional, deja de gritar y forcejear, y está menos alerta a lo que la rodea. Si se le pregunta cómo está, nos responderá suplicando que continuemos con los azotes, el bondage o lo que sea que la ha puesto en ese estado. El estado de sumisión de las endorfinas es similar al efecto de opiáceos como la morfina o la heroína, ya que las endorfinas activan los mismos receptores que estos fármacos, los receptores mu y delta de opiáceos. Las endorfinas también producen la liberación de dopamina en el núcleo accumbens, que forma parte de lo que se llama "la vía del placer" que media la motivación y se activa con drogas adictivas.

Espacio de sumisión de la serotonina

Quizás sea éste el espacio de sumisión que mejor merece este nombre porque, mientras que los espacios de sumisión adrenérgicos y de endorfinas son producidos por el dolor y otras actividades sadomasoquistas, este espacio de sumisión ocurre en las relaciones de Dominación/sumisión (D/s), sin que haga falta dolor para alcanzarlo. La entrega, la obediencia y el servicio al dominante probablemente producen la liberación en el cerebro de oxitocina y vasopresina, neuropéptidos que median la vinculación afectiva. Este estado es similar al producido por la droga MDMA (‘éxtasis’), que también aumenta la vinculación emocional, la intimidad y el afecto. El MDMA aumenta la liberación de serotonina, un neurotransmisor que produce un estado de ánimo positivo y que contrarresta la depresión, pero que apenas tiene efecto sobre el dolor. Otro neurotransmisor que podría mediar este espacio de sumisión es la dopamina, que puede aumentar o disminuir el dolor según el estado emocional del individuo. 

Mientras que los espacios de sumisión adrenérgicos y de endorfinas son incompatibles, es posible que el espacio de sumisión de serotonina se pueda combinar con ellos para producir efectos mixtos. Otro detalle importante es que las vías noradrenérgicas, dopaminérgicas y serotonérgicas varían mucho entre los individuos. Por eso es tan difícil recetar medicamentos antidepresivos. Por lo tanto, los espacios de sumisión van a variar considerablemente de una persona a otra. Una técnica de flagelación que resulte ideal para un sumiso puede ser nefasta para otro. Un Dominante consumado no es aquel que ha perfeccionado sus técnicas para que funcionen con todo el mundo, sino el que ha aprendido a leer con precisión la expresión corporal de la sumisa y sabe ajustar la sesión de acuerdo con sus respuestas en cada momento.

"Sub-drop" o "bajón de sumisión"

Quiero terminar abordando el tema del “sub-drop” o “bajón de sumisión”. Parece ser que hay al menos dos tipos de sub-drop: uno que ocurre justo después de la sesión y otro que ocurre uno o dos días más tarde. El primero se debe probablemente a la salida de la reacción adrenérgica de lucha/huida. Después de una fuerte activación del sistema nervioso simpático, el sistema parasimpático entra en acción, disminuyendo la frecuencia cardíaca y reduciendo la circulación sanguínea hacia la periferia. El resultado es que el sumiso se siente frío, cansado y agotado emocionalmente. Una manta, abrazos y un buen apoyo afectivo son la mejor solución. El segundo “sub-drop”, que tiene lugar al cabo de dos días, es similar al efecto rebote que sigue al consumo de MDMA. Podría ser derivado de los espacios de sumisión de las endorfinas o de la serotonina. Es mucho más difícil de tratar, ya que la sesión terminó hace tiempo y es probable que el Dominante no esté disponible para dar apoyo emocional. Encima, el bajón puede durar varios días. La única forma de tratarlo es estar preparado y tener algún tipo de sistema de apoyo emocional al que recurrir (amigos, chocolate, una buena película, etc.).

En resumidas cuentas, las sesiones BDSM son algo más complicadas que simplemente hacer entrar a la sumisa en el espacio de sumisión para que se lo pase bien un rato, y luego esperar que salga de él sin ninguna consecuencia negativa. El cerebro humano es increíblemente complicado y apenas estamos empezando a comprenderlo. Al infligir dolor, o al jugar con poderosas emociones como la vergüenza, la culpa y la sumisión, sometemos a la mente a desafíos extremos. Es difícil predecir lo que va a suceder. Lo único que podemos hacer es ir despacio, prestando mucha atención a cómo reaccionan el cuerpo y la mente, y poco a poco ir descubriendo las actividades que nos hacen gozar a corto plazo, pero que también nos convierten en personas más sanas a largo plazo.

lunes, 10 de septiembre de 2018

Lidia Falcón nos explica el puritanismo sexual del prohibicionismo

Navegando por internet, me encontré con este artículo en el que se explica la posición prohibicionista frente a la prostitución con una gran candidez.

En particular, este párrafo va al fondo de la cuestión:

“Y lo que no se debate, a pesar de esta epidemia de debatitis que padecemos, es qué significa la dignidad de la persona. La sexualidad constituye la pulsión más íntima, más privada, más placentera de todas las actividades humanas. Ninguna otra relación permite conocer tan íntimamente a otra persona, y esa entrega debe ser siempre libre, voluntaria y gratuita. Considerarla una mercancía, que una mujer tenga que aceptar el concurso sexual con veinte hombres cada día, significa degradar absolutamente a las personas. A la mujer y a los hombres que consumen ese sexo venal, absolutamente degradante.”

Esta es, básicamente, la misma visión del sexo que le oía predicar a los curas durante mi infancia en el franquismo: el sexo es puro, sacrosanto, debe ser guardado celosamente hasta el matrimonio. El puritanismo anglosajón viene a decir lo mismo: el sexo tiene algo especial que afecta a la intimidad de la persona, así que practicarlo con alguien que no sea nuestra pareja, la persona a la que nos hemos entregado de cuerpo y alma, es una afrenta directa a nuestra dignidad como persona. Pero al menos los curas llevaban su moralina a sus consecuencias lógicas: masturbarse es una afrenta a nuestra dignidad, como también nos degrada el sexo casual, la pornografía y, en fin, todo lo que no sea sexo dentro del matrimonio, preferiblemente  en la postura del misionero.

El argumento de que pagar por sexo, o ver pornografía, significa considerar a la mujer como un objeto también lo plagiaron las prohibicionistas de las enseñanzas de la Santa Madre Iglesia. Se basa en la idea de que el único sexo legítimo es el encaminado a la procreación, porque la única visión válida de la mujer es la de la mujer-madre, adorada en la imagen de la Vírgen. Porque, ¿qué es la Virgen sino la destilación más pura de la imagen de la maternidad, la mujer que es pura madre sin sexo? Desde este punto de vista, mirar a la mujer desde el prisma del deseo significa degradarla automáticamente. Eso viene unido, por supuesto, a ver a la mujer como alguien incapaz de sentir deseo sexual, pues eso la mancharía. En el puritanismo anglosajón, la mujer es vista como un ser angelical, delicado, compasivo, inocente, incapaz de pensamientos impuros.

Por supuesto, esta visión de la mujer es la antítesis del feminismo. En él, la mujer es igual al hombre, entre otras cosas en su capacidad de desear y de buscar su satisfacción sexual. Si el sexo es legítimo e igualitario, debe serlo tanto para la mujer como para el hombre. No cabe degradarlo diciendo que ver a una mujer, o a un hombre, con deseo sexual equivale a convertirlo en un objeto.

Hoy en día vivimos en un clima de libertad sexual que debe ser celebrada, pues es el fruto de una lucha de siglos. Esta libertad sexual es una parte fundamental del feminismo. Esta libertad sexual significa que cada cual puede entender el sexo como quiere. Puede ser monógamo, poliamoroso o promíscuo. Un polvo de una sola noche no tiene por qué ser degradante para ninguno de los participantes. Como tampoco es degradante para una mujer si quiere hacer un “gang-bang” en la que es follada por un montón de tíos. Entra dentro de su libertad sexual.

Por lo tanto, el argumento de que la prostitución es una afrenta a la dignidad de la mujer se basa en una visión del sexo completamente negativa que no debería tener cabida dentro del femismo.

jueves, 6 de septiembre de 2018

Las víctimas de la explotación sexual representan sólo el 20% de las prostitutas y no la inmensa mayoría, como afirma El País

En su editorial del 2 de septiembre, El País ataca a la Organización de Trabajadoras del Sexo (OTRAS), un nuevo sindicato creado para proteger los derechos laborales de las trabajadoras del sexo, utilizando el manido argumento de que la prostitución es lo mismo que la esclavitud sexual. Esto es lo que dice El País (el subrayado es mío):

“El argumento del mal menor no puede ser aceptado en un asunto en el que está en juego no solo la dignidad sino la libertad de las mujeres. Porque ciertamente puede haber algunas que ejercen la prostitución por decisión libre, pero son una minoría tan exigua que en absoluto pueden considerarse representativas Estamos muy lejos de poder garantizar una verdadera libertad de elección. La realidad es que la inmensa mayoría de las prostitutas ejercen forzadas, algunas porque no tienen una opción mejor para subsistir y muchas otras porque han sido sometidas por la fuerza y viven en condiciones de esclavitud.”

Ésta es una editorial de El País, no la opinión de un escritor invitado o de uno de sus columnistas. Por lo tanto, su falta de veracidad dañaría directamente la reputación de este periódico. Tampoco les cabe defenderse diciendo que están expresando una opinión, pues cuando se habla de “minoría exiguas” o de “inmensa mayoría” se está hablando de números, es decir, de hechos y no de opiniones. Una minoría exigua ciertamente debería ser menor del 10%. Dándole la vuelta a los números, si la “inmensa mayoría de las prostitutas ejercen forzadas” su porcentaje debería de ser mayor del 90%.
¿Cuál es la proporción de prostitutas que son forzadas a hacerlo? ¿Existe alguna fuente fiable para saberlo? Dado que tanto la prostitución como la trata de personas son actividades clandestinas, no pueden hacerse encuestas directas. Sin embargo, existe un estudio realizado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), en concreto por las Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito. Se titula Trata de personas hacia Europa con fines de explotación sexual y se puede descargar completo en formato PDF aquí. Este documento ciertamente no defiende la prostitución. Ni siquiera trata de ella, sino de la explotación sexual. Sin embargo, aborda el tema de la dimensión de la prostitución en Europa y el porcentaje de la misma que deriva de la explotación sexual. Los detalles pueden encontrarse en las páginas 7 a 9 del informe. Pongo aquí un resumen de los cálculos realizados:

  • Número de víctimas de trata identificadas en Europa occidental y central (en el 2006): 7,300 víctimas.
  • Teniendo en cuenta que se identifica a 1 de cada 20 víctimas, la cifra total sería 7,300 x 20 = 146,000 víctimas. 
  • Número de prostitutas en 25 países europeos: 700,000 prostitutas.
  • Por lo tanto: 146,000 víctimas / 700,000 prostitutas = 0.2086 = 20.86% de las prostitutas que serían víctimas de la explotación sexual. 

O sea, que es justo al revés de lo que afirma El País: la mayoría de las prostitutas (el 80%) practican su trabajo de forma voluntaria. Por supuesto, 146,000 víctimas anuales es una cifra preocupante, éste es ciertamente un problema a solucionar. Pero lo que no se puede hacer es ampararse en la desgracia de unas personas para privar de sus derechos a un número aún mayor de mujeres. Sobre todo teniendo en cuenta que el legalizar la prostitución facilitaría considerablemente la eliminación de la explotación sexual, de la misma manera que los sindicatos y los derechos laborales son el mejor instrumento para evitar la explotación en otros trabajos.

Cabe puntualizar algunas cosas más:

  • Es mentira equiparar a la esclavitud sexual con la prostitución ejercida de forma voluntaria, aun cuando esta elección se realice como opción para subsistir. La inmensa mayoría de las personas de clase obrera y media realizan trabajos que no harían si pudieran ganarse la vida de otra manera. Elegir la prostitución en vez de limpiar oficinas es una elección perfectamente válida. Argüir lo contrario se basa en una visión de la sexualidad según la cual el sexo es un acto intrínsecamente degradante, que va contra la dignidad de la mujer a no ser que se realice en el ámbito sacrosanto de la monogamia. En esto, las feministas anti-prostitución coinciden con la visión del sexo promulgada por la Iglesia Católica, los conservadores y el puritanismo anglosajón. Por el contrario, la filosofía sexo-positiva contemporánea sostiene que el sexo es una actividad humana perfectamente digna y que se puede realizar por motivos muy diversos, incluido el profesional.
  • Es mentira que no se pueda ser feminista y apoyar la legalización de la prostitución. Un gran número de feministas lo hace. Por ejemplo, El estante de la Citi  y el Colectivo Hetaira. En Estados Unidos, el famoso consejero sexual feminista y gay Dan Savage apoya a los colectivos de prostitutas. Lo que ocurre es que las feministas anti-prostitución forman un grupo privilegiado atrincherado en las universidades, los partidos políticos y los periódicos, desde donde pretenden hablar por todas las feministas.
  • Es mentira equiparar el trabajo sexual a la prostitución, ya que el trabajo sexual consiste en un rango de actividades tan diversas como escribir novelas eróticas, producir pornografía, vender juguetes eróticos, practicar profesionalmente la dominación/sumisión, hacer striptease, dar masajes sexuales, y follar por dinero. En una cultura libre y sexo-positiva, se vuelve muy difícil separar muchas de estas actividades. 
  • Una cultura de consentimiento sexual debe incluir la lucha contra la represión sexual. Cuando no se permite a dos adultos el realizar un acto sexual seguro y sensato, también se infringe su libertad y su autonomía personal. 

En definitiva, la lucha por la legalización y la dignificación del trabajo sexual es algo que nos concierne a todos porque no se puede construir una sociedad sexo-positiva mientras se ataca la libertad sexual de un grupo de personas. Que un grupo de mujeres use el poder del estado para perseguir y encarcelar a otro grupo de mujeres, bajo la etiqueta del feminismo, se me antoja el colmo de la hipocresía.