sábado, 22 de marzo de 2014

Consejos a una sumisa principiante

Lo siento, pero para no complicar demasiado las cosas me voy a referir solamente a las sumisas, con ese género, aunque casi todo lo que voy a decir se puede aplicar igualmente a un sumiso. Tampoco voy a intentar dar consejos a una Dominante. Sin embargo, uso aquí la palabra “sumisa” con el significado más general que se le da en español, es decir, no sólo como quien quiere ser sumisa en una relación de Dominación/sumisión (DS), sino también a las masoquistas o las inclinadas a someterse al bondage (“Bottoms”, en inglés). Por último, señalo que lo que voy a decir se basa en mis experiencias y opiniones personales y que lo escribo sabiendo de antemano que hay otras opiniones al respecto, algunas basadas en mitos y creencias que no comparto.

1.    Ante todo, ten en cuenta tu seguridad. El BDSM es algo muy complejo y no exento de peligros, que muchas veces vienen de la dirección más inesperada. Se suele temer al dolor y al daño físico, cuando es realidad es mucho más preocupante la rotura del consenso, que puede llegar hasta la violación, y el abuso psicológico (sobre ello leed mi artículo “Cómo reconocer el maltrato en las relaciones de Dominación/sumisión”). Aprende bien el significado de “Seguro, sensato y consensual” y cómo se lleva a la práctica con la negociación de una sesión, el establecer límites y el uso de la palabra de seguridad. Otra cosa que puede tener consecuencias muy graves es que revelen tu afición al BDSM, “sacándote del armario” en contra de tu voluntad. Esto puede acarrear pérdida del trabajo, de hijos, rotura de la pareja, etc.

2.   Juega contigo misma. La mejor manera de aprender sobre tu cuerpo, tus fantasía y tus límites es empezar a practicar el BDSM tú sola. Sí, se puede hacer y es muy divertido. Busca un momento y un lugar en que nadie te vaya a molestar, incluso si haces ruido. Ya lo sé, para algunas personas esto puede ser difícil, pero siempre existe la manera, aunque te tengas que ir a un hotel o a casa de unos amigos comprensivos. Prepara bien el ambiente, cerrando puertas y ventanas. Desnúdate o ponte tu ropa erótica preferida. Empieza por masturbarte con tu fantasía favorita BDSM. Luego puedes darte azotes, probar consoladores o tapones de culo (“butt-plugs”), hacerte corsés de cuerda… ¡lo que se te ocurra! Si te atas a ti misma, asegúrate que dejas siempre libre la mano derecha (a no ser que seas zurda).

3.    Cómprate tus propios “juguetes”. Es importante que tengas tus propios consoladores y tapones de culo que no use nadie más, así que empieza por ahí. Si te gustan las mordazas, hazte con la tuya propia. También es buena idea tener muñequeras y tobilleras a tu medida y una pequeña pala o cepillo de madera para pegarte (si te gusta eso).

4.    Lee mucho sobre BDSM, tanto novelas eróticas como libros de información práctica. Cuanto más informada estés, mejor evitarás los peligros y mejor te lo pasarás en las sesiones. La literatura erótica es lo mejor que hay para definir tus fantasías y los roles que quieres probar.

5.    Intégrate en la comunidad BDSM (mejor en la vida real, pero si no puedes, en internet). No lo hagas sólo para buscar a un Dominante, primero busca gente con la que intercambiar experiencia y opiniones, sobre todo otras sumisas como tú. Haz amigas y amigos. Ve a encuentros y fiestas con la idea de charlar, aprender y mirar, más que ligar. No tengas prisa por encontrar “Tu Dominante”, piensa que si te emparejas con el Dominante equivocado eso te mantendrá alejada de alguien que es realmente compatible contigo. No podrás elegir bien hasta que tengas mucha información a tu alcance.  

6.   Juega “por sesiones” durante al menos un par de años antes de siquiera plantearte una relación DS a tiempo completo (24/7). Ten en cuenta que la relación 24/7 no tiene por qué ser deseable ni convertirse en tu meta. Muchas personas practican el BDSM sin hacer eso. Jugar por sesiones te permitirá probar algo distinto en cada sesión y tener tiempo entre sesiones para procesar tu experiencia y decidir lo que quieres hacer la próxima vez. Si alguien intenta convencerte de que empieces una relación 24/7 siendo una novata, aléjate de él lo antes posible. Ese es uno de los indicios más claros de un Dominante peligroso.

7.    Juega con varios Dominantes antes de elegir a uno en particular. Sí, me has leído bien: al principio es mejor ser promiscua. Cada Dominante (Top) tiene un estilo distinto y diferentes habilidades. No hablo sólo del uso de juguetes sino, más importante todavía, la capacidad de llevarte a un estado mental determinado (el llamado “sub-space”) donde tus fantasías más profundas se hagan realidad. Nunca podrás evaluar lo bueno que es un Dominante hasta que hayas probado con varios. No te creas los mitos románticos de “la entrega” y del Dominante hecho a tu medida que va a aparecer enseguida. Encontrar la relación ideal requiere tiempo y esfuerzo, pero nadie dice que no te lo vayas a pasar bien mientras la buscas.

8.    Ten en cuenta que follar no es un requisito para hacer una sesión BDSM. Si sólo buscas una azotaina, o que te aten, plantéalo directamente desde el principio y establece que el follar está fuera de tus límites. Nunca te dejes chantajear, si él no quiere jugar si no follas con él, y a ti no te apetece, dile que no y en paz. Nunca te veas forzada a hacer algo que no quieres. Por otro lado, si quieres BDSM  y sexo, hazlo con las debidas precauciones contra las enfermedades de transmisión sexual. Usar condón debe ser un requisito absoluto. Además, si practicas el sexo con varias personas es muy aconsejable hacerse un panel de enfermedades de transmisión sexual al menos una vez al año, que debe incluir HIV (SIDA), sífilis, gonorrea, clamidia y herpes genital. Pídele al Dominante de turno con quien vayas a follar los resultados de este análisis.

9.    Un Dominante tiene que ganarse tu confianza, no tiene derecho a ella de entrada. La confianza de una sumisa se gana escuchándola, preocupándose por sus gustos, sus fantasías y sus límites. Y también mostrando lo que el Dominante puede aportar a la relación, sus conocimientos, sus empatía, su seguridad en sí mismo… su capacidad para dominar, en definitiva. La confianza requiere tiempo, tiene que ser construida paso a paso, no puede ser instantánea. Una relación BDSM que valga la pena expone partes muy vulnerables tanto de la sumisa como del Dominante; no se llega a ellas tan fácilmente.

10.    Mantén una actitud abierta sobre cuáles son tus gustos y tus inclinaciones. Es como la comida: algunas cosas no sabrás si te gustan o no hasta que las hayas probado. No seas dogmática ni pongas barreras innecesarias. Una buena forma de aproximarse a algo que no sabes si te va gustar es masturbarse imaginándote que lo haces. Imagínate que te sometes a otra mujer, o que dominas a un tío. Tu propio cuerpo te dirá la verdad sobre tus gustos. Pero ten en cuenta que a menudo la realidad sobrepasa a las fantasías.

11.    Define tu rol, no dejes que nadie lo defina por ti, ni aceptes convenciones que van contra tus gustos. No dejes que te encasillen los demás, incluso (¡sobre todo!) tu Dominante. En el BDSM se puede ser muchas cosas aparte de sumisa en una relación DS. Si te atrae el dolor erótico, serás masoquista. Si lo que te gusta es que te aten, lo tuyo es el bondage. Incluso dentro de la DS hay muchas modalidades: Amo/esclava, Papá/niña, Maestro/discípula, disciplina doméstica, etc. (Ver mi artículo “El BDSM en toda su rica variedad”).

(Dedicado a kittylaura de FetLife)

jueves, 13 de marzo de 2014

El Mito del Dominante Nato

En foros BDSM de internet es frecuente encontrarse a alguien (hombre o mujer) que piensa más o menos así:

“Yo soy Dominante desde que tengo memoria, así que esto es una característica básica de mi personalidad. En mi trabajo, con mis amigos y con mis familiares tengo tendencia a controlarlo todo, a dar órdenes y querer imponer mi voluntad. En la mayor parte de esas situaciones debo reprimirme para que no me miren mal, pero en el ambiente BDSM por fin puedo expresar mi auténtica naturaleza sin ambages. De hecho, se me respeta y se me admira por ser tan Dominante. Hay muchos que aspiran a ser Dominantes como yo, pero no son más que fraudes, personas que no han nacido con mi impresionante personalidad. Van a clases de BDSM, leen libros, preguntan en los foros, sin darse cuenta de que si fueran Dominantes de verdad, como yo, no les haría falta nada de eso. En el fondo lo que hacen es jugar a asumir el rol de Dominante, pero no lo llevan dentro como me pasa a mí. Creen que esto es un disfraz de quita y pon, así que los verás un día haciendo de Dominantes y otro de sumisos, pero en realidad no son ninguna de las dos cosas. Lo mismo pasa con las sumisas: hay sumisas de verdad, que lo llevan en el alma, y sumisas de mentirijillas, que sólo juegan a serlo porque está de moda o porque piensan que así pueden atraer a algún hombre interesante. Como Dominante auténtico, yo necesito estar con una sumisa que también sea auténtica. Si alguna me viene con un montón de límites, palabras de seguridad y otras zarandajas, eso es señal de que no es una sumisa auténtica, que no está preparada para aceptar la voluntad de un Dominante impresionante y auténtico como yo.”

Creo que ésta es una actitud errónea por varias razones:

1.    Si el ser Dominante fuera una característica innata, sería genético. Habría familias con muchos Dominantes y otras con muchos sumisos, pero no es así. Por el contrario, en países multiculturales como EE.UU. el BDSM parece asociarse a determinadas culturas, por ejemplo, el catolicismo y el judaísmo. Por lo tanto, el gusto por dominar o someterse deriva de factores culturales, no innatos.

2.    No existe asociación entre ser dominante y controlador en la vida real y ser Dominante en el plano sexual y BDSM. De hecho, muchos sumisos y sumisas ocupan puestos de autoridad en la vida real. El rol que se elige tiende a compensar la situación en la que nos encontramos en el día a día.

3.    El entender la dominancia desde esta perspectiva puede crear actitudes mentales poco sanas, como el autoritarismo, el egocentrismo, el narcisismo y el desprecio a los demás.

4.    Los papeles de Dominante y sumisa son elegidos de forma consensuada después de una negociación, para disfrute mutuo. No se trata de que el Dominante conquiste a la sumisa en base a su arrolladora personalidad. Eso pasa en las novelas y las fantasías, no en la vida real.

5.    La creencia que ser Dominante es algo “que se lleva en la sangre” puede llevar a desdeñar el aprender de otros con más experiencia. Eso resulta en sesiones menos sofisticadas y menos seguras.

6.    El exigir a una sumisa que sea “auténtica” sometiéndose al Dominante sin respetar sus propios límites puede llevar a situaciones de maltrato, como las que exponía en otro artículo de este blog.

7.    Los mejores Dominantes entienden este rol como un acto de servicio en el que guían a la sumisa a encontrar su placer y su felicidad. Entender la D/s como la mera satisfacción de los deseos del Dominante no suele funcionar bien a largo plazo.

8.    Personas que practican el BDSM durante muchos años suelen evolucionar en sus gustos. Algunos empiezan a cambiar de rol (“switch”) o aprenden técnicas o relaciones nuevas. Hacer siempre lo mismo termina por aburrir, mientras que el BDSM ofrece enormes posibilidades de exploración y descubrimiento interior. Encasillarse en un rol determinado es empobrecedor.

Creo que el BDSM puede ser algo más profundo que el pasar un buen rato, hacer realidad determinadas fantasías y masajearnos un poco el ego. Puede ser un camino de autodescubrimiento y transformación personal. Estos mitos que lo entienden como una interacción de roles estáticos cierran estas posibilidades y empobrecen la relación.